Hace diez años se
estrenaba “Bienvenidos a Zombieland” (2009), película sobre zombies, (como
puedes imaginar por el título), que reventó la taquilla, a nivel mundial, y que
sacó una buena tajada de rentabilidad a pesar de que la gente está ya un tanto
saturada.
En esta película, se nos
contaba la historia de un Estados Unidos post-apocalíptico, donde un
estudiante, Columbus, viajaba a su Ohio natal a buscar a sus padres. El país estaba
a petar de zombies, debido a una variante de la enfermedad de las “vacas locas”.
En el camino, se encuentra a un cazador de zombies, Tallahassee, que está como
una cabra, que se le une en su road movie particular, junto a dos hermanas
posteriormente, con las que no comienzan muy bien, Wichita y Little Rock. La
película era entretenida, y Columbus iba dando pistas, más bien una lista de
supervivencia, en una serie de gags, hablando con el espectador, y la aparición
de Bill Murray, como él mismo, fue delirante.
Pues bien, diez años
después, a alguien se le ha ocurrido en Hollywood, volver a rescatar esta
historia, y nos encontramos con “Zombieland: Mata y remata” (2019), que hemos
tenido la oportunidad de ver hoy. La película comienza bien, con el logo de
Columbia defendiéndose de zombies, antes de comenzar el metraje, y con un
zombie que se parece sospechosamente al viejo Logan.
Después comienzan los
mismos gags y reglas irónicas, sarcásticas, que nos encontramos hace diez años.
Los zombies han evolucionado, ahora son más rápidos y mortíferos (en plan “Guerra
Mundial Z”), y el grupo, está vez en La Casa Blanca, deberán aprender a
sobrevivir a los zombies, y a ellos mismos, ya sea dicho de paso, pues la
aparición de nuevos personajes, hace que el grupo se tambalee, y una nueva road
movie surrealista se inicie.
A ratos divertida, a
ratos delirante, sigue las directrices de la primera. Se deja ver, pero sin
grandes pretensiones. Y tiene dos escenas post-créditos, protagonizadas por Bill
Murray. La primera de ellas, a los dos minutos de que salgan los créditos, y la
última, de apenas quince segundos, unos veinte minutos después.
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