“McFarland” (2015) es la
típica película que pondría a unos nenes de la ESO. ¿Por qué? Pues porque
destila buen rollo, trabajo en equipo, esfuerzo, esperanza, motivación, etc etc
Está basada en una historia
real que sucedió en McFarland (1987), una pequeña ciudad californiana, donde prácticamente
el 90% de sus habitantes son hispanos, de origen mexicano, jornaleros, pobres y
dignos, sin muchos recursos… Y donde llegó, para trabajar en el Instituto, Jim
White. Un entrenador de fútbol americano, pronto reconvertido en entrenador de “Marcha
o Carreras Campo a través”, disciplina que, yo en mi eterna ignorancia,
desconocía que existiese.
White coge a un grupo de
chavales (que mal ha sonado eso), cuyo futuro es ciertamente incierto, y a través
del deporte, consigue lo que nadie creía: Lograr un equipo de campeones.
El desarrollo narrativo muy
básico: Presentación, desarrollo, nudo, desenlace exitoso, epilogo con los
verdaderos protagonistas (aquí yo ya estaba llorando con el kleenex en la mano,
soy muy emotivo).
Se deja ver, como os digo.
Kevin Costner hace un papel creíble y fuerte (brilla el joio con una intensidad
impresionante), y yo le quitaría media hora para explicar lo mismo (dura dos
horas). Lleva el sello Disney, y alguno me diréis, que es típica hija de su
madre (la productora de Disney, claro está) … Pero es que, resulta, que fue así,
fue real, y contada tal cual (buscad, buscad por la red).
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