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domingo, 15 de septiembre de 2024

Boxeador (2024)

 

      Inspirada en aquellos que escaparon de la Polonia comunista, aunque no en hechos reales concretos, “Boxeador” es una producción polaca de 2024, que bien podría haber sido una mini-serie de dos o tres capítulos perfectamente, pero que ha preferido contarnos muchas cosas en dos horas y veinticinco minutos de metraje.

        Narrada en primera persona desde los tempranos años 70, el protagonista, Jedrzej desgrana su vida desde su más temprana infancia, su marcha a Inglaterra en busca de un sueño, y su regreso a su país de origen, ya en los años noventa, cuando aquel paraíso político-social y económico que imperaba en los Países del Este, que tantos admiraban y siguen admirando hoy en día, y que había hecho que solo durante los ochenta un millón de polacos abandonaran su país, se viniera abajo tras la Caída del Muro de Berlín.


       ¿Qué nos vamos a encontrar en la narrativa de “Boxeador”? La historia de “Boxeador” la hemos visto muchas veces. No es nada nueva, y no te va a sorprender en ningún momento con giros argumentales inesperados… Es más, sigue muchos de los estereotipos de las películas de boxeo, o directamente de gente del mundo del deporte que parte de cero, lo consigue todo, tocan el cielo, y vuelven a precipitarse al abismo. Algunos para no levantar cabeza, y otros para volver al tajo, con la lección aprendida y con humildad… Nuestro protagonista pertenece a este segundo grupo.

       Y, como os decía en la intro, su principal pecado es querer tocar muchas teclas en un metraje que se hace excesivamente largo, pesado, y cuya última hora acaba por alargar una historia que debía haberse acabado media hora antes.

       Estamos en la Polonia de principios de los 70. El padre de Jedrzej es el gran campeón de boxeo polaco, orgullo del país. Un día recibe una visita en la que se le pide perder contra el representante de la URSS en las Olimpiadas, algo que le hará perder su ilusión por el deporte, la cabeza, y ya de paso la vida a los pocos años.


       Jedrzej, que en un principio tenía prohibido boxear, aprovecha la muerte de su padre para entrenar en el gimnasio de su tío, donde poco a poco comienza a ascender llegando al igual que su padre, al equipo nacional polaco.

       Junto con su reciente esposa, idea un plan para quedarse como ilegal en Inglaterra, aprovechando una visita a Londres donde el equipo polaco va a participar en un Campeonato.


         Una vez allí, y fuera del alcance de su Gobierno, que en represalia, captura, tortura y encarcela a su tío y entrenador durante unos años, intenta hacerse un hueco entre los boxeadores ingleses, pero es rechazado, sufre una rotura en una mano y las pasa bastante canutas hasta lograr empezar a destacar, en parte a la ayuda de avispados representantes corruptos, que faltos de moral y empatía, lo mismo te alzan a la gloria, que te hunden en la siguiente oportunidad.

        La estancia en Inglaterra le hará padre, le traerá éxitos, dinero, una amante y un nombre… Pero también le hará perder a su familia, empezando por su mujer que lo deja, su tío que se quita de en medio con ayuda de una cuerda en su cuarto de baño y la más despiadada soledad cuando sus agentes lo ven arruinado y acabado…

        Con intención de resucitar como un Fénix, viaja ya en los noventa a su Polonia natal, donde recupera el gimnasio familiar para iniciar un nuevo comienzo…


       En definitiva: Película entretenida, excesivamente larga, que en lo técnico parece realizada por una pandilla de macacos borrachos que cortan cabezas, sacan planos cortados o de ¾, y cuya fotografía no destaca en demasía.

       La música me ha parecido curiosa, sobre todo en la parte de la Polonia comunista, porque es demasiado anglosajona, y dudo mucho que en aquella época fuera la Banda Sonora de los polacos que sufrían aquel paraíso en su día a día.


      A ratos se busca el chascarrillo con el espectador, cierto humor, pero yo no he llegado a conectar con las poses o los comentarios (la he visto en inglés y polaco subtitulada), y por ahí no me ha entrado en ningún momento.

       De nota le pongo un 5 raspado. No es una película para tirar cohetes, aunque es un bonito homenaje a aquellas personas, entre ellas cientos de atletas, que abandonaron su país natal para poder buscar, encontrar, una vida mejor. Tristemente, todo esto ya se ha olvidado… Lo dejo por aquí.

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