“Paradise”
(Netflix, 2023) es una producción alemana, interesante, que recuerda en algunos
aspectos a “In Time (2011), película que protagonizó Justin Timberlake y que
nos presentaba el tiempo como moneda de cambio normalizado.
Aquí es
algo parecido, aunque con otras vueltas de tuerca. Estamos en un futuro
distópico, donde se ha logrado revertir el paso del tiempo a través del ADN compatible de una persona a otra. Es decir, se pueden ceder años de vida (y por
lo tanto, tiempo), de una persona a otra, y ello levanta ciertos debates éticos
y morales, entre los que están a favor (gente con pasta por lo general), y los
que están en contra de ir contra este tipo de operaciones genéticas que
consiguen crear más desigualdad en una sociedad ya de por sí dividida.
Del
mismo modo, existe un tráfico ilegal de operaciones, que suele tener como
víctimas a inmigrantes, o incluso a gente que para poder pagar deudas o
conseguir un pasaporte o la residencia en un país, cede sus años de vida, y su
tiempo.
En la
narrativa: Max es un joven ambicioso y triunfador, casado con Elena, una
brillante doctora. De la noche a la mañana se verán pasando de un bando y de
una ideología a otra. Sobre todo Max, que trabaja para la archimillonaria
Sophia Theissen, dueña y señora del cotarro del traspaso de ADN, ya que tras el
incendio de su apartamento, y a falta de fondos, Elena deberá ceder 40 años
para pagar el seguro a la compañía de su marido, que se siente solo y
traicionado de la noche a la mañana, perdiendo un hijo que esperaba en el
proceso.
A partir
de ahí, Max intentará que su mujer recupere los años perdidos, secuestrando a
una de las hijas de su jefa para realizarle un traspaso de años en la vecina
Lituania, mientras que la pareja parece alejarse, según pasa la cinta, uno del
otro, e igualmente mientras esquivan a la guardia de la cooperativa que los
buscan fuera de la ley, a los grupos terroristas anti-traspasos de tiempo-vida
e intentan resolver sus cada vez más profundas diferencias…
La
película tiene un metraje de una hora y cuarenta minutos, y los treinta minutos
de rigor se los podrían ahorrar perfectamente. De cierta acción y dinamismo,
acaban pasando a una sucesión de hechos y reflexiones, muy interesantes para
abrir un debate ético y/o filosófico, pero que hacen muy difícil el avance de
la historia. Recuerda en algunos aspectos, como digo, a “In Time”, pero también
podría pasar por un capítulo de la serie “Black
Mirror” perfectamente.
Recomiendo el visionado, pero sin venirnos mucho arriba, que nos conocemos.
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