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lunes, 31 de mayo de 2021

Dororo (DeBolsillo, 2016) Osamu Tezuka

 

         “Dororo” (DeBolsillo, 2016) de Osamu Tezuka, se publicó originalmente entre 1967-1968 en revistas mangas japonesas por entregas. Lo primero que me llamó la atención, antes de meterme de lleno en su lectura, es que en un episodio de “Doraemon”, Nobita hacía referencia a que había salido un número de “Dororo” en una de las revistas o cómics mangas en la que el personaje suele perderse, en vez de centrarse en las matemáticas.


        Mi interés por todo lo que hizo Tezuka, más la referencia citada, me han llevado a su voraz lectura, que he disfrutado enormemente, aunque debo decir, que, en mi opinión, este cómic debería haberse titulado, en realidad: “Hyakkimaru”, que es el verdadero protagonista de la historia narrada.


         En la narrativa, tenemos a un Japón convulso por las continuas guerras civiles, entre el S.XV-XVI. Los samuráis campan a sus anchas, y la muerte es habitual entre los diversos clanes que luchan por territorios.


         Uno de estos samuráis, Daigo Kagemitsu, promete entregar a cuarenta y ocho demonios a su primer hijo, si a cambio le dan el poder suficiente para convertirse en conquistador de Japón. El trato se sella y los 48 demonios toman cada uno una parte del bebé recién nacido: Sus ojos, sus orejas, sus piernas y brazos… Y es abandonado en un cesto, como un Moisés japonés, en un río.


         Al poco, un chamán-médico-curandero, lo recoge y lo cría, dotándolo de prótesis y una serie de armas, que, junto a su telepatía, bien podría ser un miembro de cualquier grupo marveliano de súper-héroes.


          Ya adolescente, se centra en la búsqueda de los 48 demonios que tienen partes de su cuerpo, junto al pequeño “Dororo”, autoproclamado “mejor ladrón de Japón”. Cada vez que un monstruo es muerto y derrotado, Hyakkimaru recupera una parte de su cuerpo. Por el camino a su objetivo, se enfrenta a ladrones, samuráis, asesinos y tipos de todo tipo, teniendo incluso un reencuentro con su familia (madre, padre y hermano pequeño) con terribles consecuencias.


        El cómic es francamente bueno. Lo he disfrutado muchísimo. Tezuka, además, tiene unos guiños muy buenos hacia el lector (juego de palabras, referencias a otros cómics, mangakas o historias del momento), y mucho folclore y mitología japonesa de por medio…  Quizás, el único “pero” que le pondría sería su precipitado final, que deja muchas puertas abiertas y preguntas sin responder.


         Con todo ello, es un cómic que te engancha y que te va a gustar una barbaridad. Está garantizado.


         P.D: La serie la tenéis en Amazon Prime, pero primero… Leeros el cómic. 

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