La historia que nos cuenta Ángel
Muñoz (ya hablamos de un trabajo suyo aquí, el de Hedy Lamarr), en “Solo los muertos no hablan” (Edicions de Ponent, 2015) es una
historia espeluznante, que aún hoy, cuando leo cosas sobre este tema, me pongo
nervioso. Y es que, el cómic, está basado en los hechos de una de las historias
más negras, más oscuras, de las crónicas criminales de este país.
El caso de Enriqueta
Martí (aquí os dejo un enlace de El País) sacudió a la España de principios
de siglo. Aunque Ángel Muñoz sitúa la historia en la Semana Trágica de Barcelona,
en 1909, coincidiendo con la guerra hispano-marroquí en la que los reclutas,
que no podían pagar las 1.500 pesetas que costaba librarse de que un rifeño te
cortara el cuello en medio de la nada, eran metidos prácticamente a la fuerza
en los barcos para ir al frente… La verdad es que todo se destapó en 1912 (en
1909, Enriqueta fue detenida, acusada de un caso de prostitución con menores, pero
salió de rositas...)
Estamos en la España del pistolerismo,
entre burgueses, sindicatos, patronos y obreros. La España de las
desigualdades, de las barricadas y de las protestas. Y Enriqueta, aquí bajo el seudónimo
de Marina, se dedica a secuestrar y a prostituir a niños, a los que muchas
veces asesina, para extraerles la sangre, el tuétano de los huesos, en su
versión de bruja macabra, para hacer pócimas que vendía a una clientela
selecta.
El cómic gira en torno a los
hechos relacionados con la llamada “vampira de Barcelona”, pero también con el
trasfondo de la lucha sindical, de los obreros que malvivían con dos pesetas
diarias, y del contexto internacional en el que estaba sumida España. Es un
cómic que me ha encantado, te engancha desde un primer momento, y que no usa
más de tres colores por viñeta, dentro de un expresionismo muy particular de
Ángel Muñoz. Una obra muy recomendable, relacionada con la Historia de España
(por el anarquismo, el pistolerismo, la lucha obrera…) y con la crónica negra de
principios de siglo.
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