Hace unos años, le
dediqué una entrada en el blog, a un cómic que me pareció (y me parece) una
maravilla, y que atesoro en mis estantes, se trata de “El eternauta” de H.G.
Oesterheld y Solano López.
Recuerdo haberme tirado
un mes con aquel cómic, que contaba las andanzas de Juan Salvo, un tipo que, en
compañía de mujer, hija y amigos, ve como una nevada mortal acaba con la mitad
de Buenos Aires. Y pronto descubre que se trata de una invasión alienígena,
llevada a cabo por los “Ellos” mentes superiores del espacio exterior, y los “Manos”
o lugartenientes, que llevan a cabo sus planes a través de seres llamados Cascadores,
Gurbos y hombres-robots, manipulados a su voluntad.
Al poco, me hice con este
“Eternauta 2” (Norma, 2011), pero desapareció en la pila de libros y cómics que
tengo pendiente de leer, hasta hace un par de días, en que lo volví a
reencontrar, y fue como encontrar el tesoro de un galeón español en una isla
tropical.
La primera parte de “El
eternauta” fue un exitazo, y pronto, en los setenta se vuelve a reeditar. Ante
el éxito, a finales del 76, Oesterheld y Solano comienzan a sacar la segunda
parte en revistas. Aunque el contacto que tenían guionista y dibujante era
nulo. Oesterheld le da a la historia un tinte revolucionario, que pretendía ser
critico con la situación política argentina, sumida en una dictadura militar, y
ya de paso, también, antiimperialista. La propia editorial tuvo que retocar
cosas del guión, para evitar problemas con el gobierno a través de la
publicación.
Pronto, a los pocos meses
de comenzar la publicación, en abril del 77, Oesterheld es secuestrado. Ya
habían desaparecido tres de sus hijas a estas alturas. Y el propio Oesterheld,
torturado y asesinado, desaparece de este mundo, sin saberse ni qué fue de su
cuerpo. En abril del 78, justo un año después, “El eternauta 2” llegaba a su
fin.
Pero, ¿De qué va esta
segunda parte? Volvemos a estar en 1959, en casa de Juan Salvo, con su familia
y sus amigos. Solo Germán, que fue testigo de los hechos narrados en la primera
parte de “El eternauta” es conocedor de lo que ocurrió. Y trata de hablar con
Juan y el resto de acompañantes, sobre la nevada y lo ocurrido.
Pronto, Juan, su mujer y
su hija, y el propio Germán, se ven envueltos en un viaje al futuro, al
S.XXIII, donde deberán ayudar a los habitantes de unas cuevas, supervivientes
del holocausto postapocalíptico que sufrió la humanidad, a luchar contra los “Manos”
y sus secuaces, los zarpos, unos híbridos descerebrados que están a sus órdenes.
Germán se da cuenta de
que Juan ya no es el mismo, y se revela su condición de mutante, con capacidad
para derrotar a los “Manos” y a los “Ellos”, los seres alienígenas de superior
intelecto, que han provocado la invasión en el S.XX, y que rara vez se
muestran.
Con tintes de “La máquina
del tiempo” (1895) de H.G. Wells, “El eternauta 2” es una obra interesante y
dinámica, con bastante acción, y que nos deja ver la evolución de los
personajes. Juan más frío, con ganas de luchar. Germán, más refugiado en sus
pensamientos, y empático con absolutamente todos los habitantes de las cuevas.
Mientras que los “Manos” y el resto de malvados seres, muestran sus carencias
frente al “Eternauta”. Es un cómic ameno, pero debes leer la primera parte, que
yo considero imprescindible, para captarlo todo en su totalidad.
P.D: Sé que tengo un
cómic corto de “El eternauta” en algún lugar, en cuanto lo encuentre, le
dedicaré una entrada.
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