Rudy (Eddie Murphy) es
un artista fracasado, que trabaja en una tienda de discos en Los Ángeles de los
setenta. Se niega a creer que su tren ya haya pasado, e intenta hacer cualquier
cosa: Música, bailarín, adivino, espectáculos de chistes, que le ayude a dar el
salto que él tanto se merece. El tipo se cae, y se vuelve a levantar tantas
veces como haga falta.
Un día descubre que los
mejores chistes los cuentan los mendigos, así que comienza a grabarlos, a pulir
un poco los chistes y a contarlos como propios. El éxito es fulgurante.
Después, la película da
un giro, a lo Ed Wood, desternillante. Y te das cuenta de que, sin ser una obra
maestra, “Yo soy Dolemite” (Netflix, 2019) es una buena película, y que Eddie
Murphy sigue teniendo aquella estrella cómica, mezclada con un poco de
dramatismo, y que brilla cuando se lo propone.
Os la recomiendo. Dolemite
fue un personaje de lo más surrealista. Un auténtico perseverante, y creador,
sin saberlo, del rap.
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