Con varios meses de
retraso, hoy hemos alquilado “Aladdin” (2019). La verdad es que la película es
muy parecida a la de animación de 1996, y podían haberse ahorrado, ciertamente
hacerla, ya que es casi idéntica. Ahora, ¿Es mala? Mala no es. Es bastante
entretenida.
Parece, a ratos, un
videojuego, y en ocasiones, un campeonato de parkour, donde los saltos, las
acrobacias de Aladdin, dejan en ridículo al mono que le acompaña (Abu). ¿Os he
dicho que también es un musical? ¿No? No sé cómo se me ha pasado…
La historia, no sé si la
conocéis (la cuenta un pescador), gira en torno a un ladrón de poca monta, pero
muy habilidoso: Aladdin, que acompañado de un mono (como os digo), se dedica a
robar por las calles de su ciudad. Un día, se cruza con la que él cree que es
una doncella de la princesa, pero que es la propia princesa. Jaffar, el malvado
visir, convence a Aladdin, después de pillarlo por Palacio, para que se meta en
la Cueva de las Maravillas, un lugar mágico donde hay una lámpara mágica que
deberá recuperar.
En la cueva, rescata a
una alfombra mágica que estaba entallada por un pedrusco, y al recuperar la lámpara,
se monta un pollo en la cueva de mucho cuidado, con lava, derrumbes y piedras
cayendo… Y al intentar salir, se da cuenta de que el visir lo quiere muerto.
Con sus habilidades, roba la lámpara, que frota en la intimidad (Ejem, bueno,
también estaba el mono y la alfombra…) Y el genio, Will Smith, le cuenta el
rollo macabeo de los tres deseos. El primer deseo es salir de la cueva, y una
vez fuera, Aladdin le dice al genio que el tercero será liberar al genio… El
segundo… Ser un príncipe... (y como suele ser habitual, no os cuento más…)
Hemos pasado un rato divertido
con la cinta, que rebosa ordenador por los cuatro costados. Yo no hubiera hecho
un remake, porque no es necesaria, como os comenté anteriormente, ¿Es porque
los actores reales superan a la animación? No siempre es así, pero ya que está…
Pues a verla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario