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jueves, 18 de septiembre de 2008

Icaro


Michel IV de Gato lleva ya varios días sin comer, o al menos, no come delante de mi, solo come por las noches. Inquieto, le he preguntado porque no come, y me ha contestado, tranquilo, que si que come, pero que solo come por las noches, en la quietud de la oscuridad, porque estamos en Ramadan desde hace varias semanas, y él ha decidido hacerse musulmán. Ciertamente, viniendo de él, no me ha extrañado esta nueva posición místico-religiosa, porque ha pasado ya por alguna que otra fase, aunque lo consideraba un ateo convencido. Ahora, se pone a rezar sus oraciones varias veces a al día, emite sus maullidos y ronroneos, hasta cinco veces al día, de cara a la pared de los geranios, que es su particular muro de la quibla… Yo sé que esta fase le durará poco, así que me callo y no opino nada, le dejo hacer…

El caso es que, esta tarde, mientras pasaba la aspiradora por los sofás del Salón, ardua tarea para quien vive con un gato, con mis chanclas y mi nueva camiseta de Kukuxumusu donde aparece un elefante que dice: Muuuu!, he olido a quemado, enseguida se me han activado todas las alarmas porque parecía que el olor provenía de la casa mismamente. Corriendo, he ido revisando habitaciones, una por una, mirando enchufes, la regadera eléctrica (34,55 en Tele-tienda, gastos incluidos),la plancha, la cafetera... Hasta que he encontrado el foco del olor, centrado en el Patio-Lavadero.
En el, Michel IV de Gato, había montado una pequeña fogata donde se estaba dedicando a quemar una enternecedora foto mía, bocabajo, en la que me acompañan Pluto y el gato Silvestre en una visita que hice el verano pasado a la Warner. El “joio” gato se había puesto un pasamontañas por donde solo asomaban sus ojos rasgados, azules profundos, y los bigotes, supongo que para que no lo reconociera. Debe ser tonto, porque por el pelaje supe que era él. Sino fuera siamés, dudaría incluso que es un gato. Y al verme, se ha puesto a ondear una rudimentaria bandera que se ha hecho, donde aparece la silueta de un gato en un tejado mirando una luna llena, y a gritar: “Monarquía pa´tu tia”, “Viva la Republica”, “Autodeterminación”, y miles de grandes éxitos más, mientras que la cabeza de Silvestre era consumida por las pequeñas, pero voraces, llamas.

He intentado razonar con él, apagándole la pequeña fogata de un cubazo de agua, que tenía reservado para los geranios. Yo entiendo que este un poco resentido porque no acaban de llamar de Estrasburgo, pero no tengo la culpa, y quemándome las fotos de mis escasos, pero gratificantes viajes, lo único que va a conseguir es enfrentarse de nuevo al Tribunal Constitucional que tenemos montado en la cocina. Aparte de eso, le he advertido que los "Reyes" están siempre mirando, vigilantes ("maldita Monarquía opresora" ha murmurado), y que si sigue así no le van a traer estas Navidades el juego de la Señorita Putins, que tanto ilusión le hace al minino, que incluye un Kalashnikov, dos granadas de mano y un mapa de Osetia del Sur, junto a un par de Resoluciones de la Onu para limpiarse los excrementos de gato en ellas como plazca...
Receloso, no ha dicho nada, se ha quitado el pasamontañas con un aire un tanto derrotero, y me he puesto a limpiar los restos humeantes de mi sonrisa abrazada a Pluto, y las cuatro macetas que había volcado a modo de barricada, cuando hemos oído un tremendo:

- “¡¡¡Vooooy, Pistaaaa al artistaaaa!!!….”. – Proveniente del cielo. Hemos mirado a tiempo para ver como un tipo cachas, con pinta de griego, de unos 36-37 años, embutido en unos calzoncillos negros Dustin (18 Euros en El Corte Inglés), se precipitaba a la velocidad de la luz hacía el mismo centro del Patio-Lavadero. Michel se ha erizado, ha maullado asustado y de un certero salto se ha metido en la gatera. Yo, por mi parte, he saltado a un lado justo a tiempo para ver como el tipo ha frenado, de un golpe seco, la caída en las cuerdas del tendedero. La situación me ha dejado con un par de exclamaciones y de interrogantes sobre mi cabeza, no entendía nada.
- “Pensaba que me mataba.”, nos ha dicho el tipo con una media sonrisa y lleno de magulladuras y pequeños cortes.
- “Perdón por el estropicio”, ha continuado, mientras intentaba levantarse. Le he echado una mano para que se incorporara, y al hacerlo, he podido observar que llevaba en las espaldas unas rudimentarias alas.
- “¡¡¡¡El Ángel Caído!!!!, ha maullado Michel aterrorizado, desde el fondo de la gatera, “Ya lo dice El Corán…”, y asustado, se ha puesto a rezar con el rabo para fuera completamente erizado.
- “Ya me gustaría…”. Ha respondido el desconocido, “… Cuando no es el calor del sol, son las esfinges que son una pesadez…”. “Mi nombre es Icaro, mil perdones, de “Dédalo e Hijo, Arquitectos-Ingenieros Civiles”, no sé si conocen nuestra empresa…”, ha seguido explicando el desconocido, mientras se limpiaba con una mano los restos del aterrizaje, “Mmmm, ¿Saben que me apetecería ahora?...Un Café…”

4 comentarios:

Dánae Rain dijo...

Vaya historia te ha montado el gato. ¡y paro colmo te cae Ícaro!Muy gracioso el relato, además como yo tengo 2 gatas, hijas de siamesa, te endiendo perfectamente. La última que me hicieron era no comer este mes porque querían ir a la pasarela de Cibeles. ¡anoréxicas se me quedaron!yo las amenazo con dormir bajo el olivo y no en casa, pero pasan. Un besito

Anónimo dijo...

Otra vuelta de tuerca a tus surrealistas peripecias con Michel y cía jajaja.

Cada día me cae más gordo el puñetero gato juas! Es el 2º "izquierdoso" que conozco que pasa de ateo a musulmán (y el primer caso es absolutamente real jajajaja... ya te contaré :P). Luego encima lo mezcla con esa vena anarco-pronacionalista que me repatea.

Si sigue poniendo en peligro la integridad de tu hogar, deberías ir pensando en recurrir a la versión particular de la OTAN que haya en San Roque, antes de que sus amigos osetas (y los amigos de los osetas jeje) le ayuden en la independencia del patio-lavadero. Vamos que entres con bombardeos masivos a saco, cubazos de agua preventivos y lo que haga falta para meterlo en vereda por las malas o las malísimas jajaja.

Y de Ángel Exterminador nada. El joío gato seguía en su papel, pero viendo su nueva ideología, ese creía que iba a aterrizar en el patio-lavadero toda la 101 Aerotransportada jajajaja. Que mira que los yankis me gustan poco, pero a Michel hay que pararle los pies ya o terminará rebelando a todos los gatos de Badajoz. Tu paciencia como negociador no tiene parangón en la Historia.

Hasta pronto pájaro jejeje.

Duncan de Gross dijo...

Si Dane, no sé si ya has cogido empezadas las aventuras y desventuras de Michel IV, pero te aseguro que algunas son surrealistas y esperpenticas. Lo de tus gatas es graciosisimo, jajaja, me das ideas, jajaja ;-)

Carls, Michel no nos deja de sorprender, tiene muchas ocurrencias,que yo le perdono porque es un gato... Sin embargo, hay humanos, muchos de ellos politicos, de todos los colores, que tienen peores ideas y dictados que el gato...

Anónimo dijo...

Con los políticos sí que hay que tener poca paciencia y sobre todo mucho cuidado jeje.