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domingo, 23 de marzo de 2025

Adolescencia (2025)

 

         La serie británica “Adolescencia”, producida por Netflix y que consta de cuatro episodios, de una media de duración de entre 50-60 minutos, ha causado cierto revuelo durante este mes de marzo de 2025 que se nos termina, ya que la miniserie, rodada en plano secuencia, en un solo plano (técnicamente, está francamente muy conseguida), se ha llegado a considerar como la mejor de 2025 a ocho meses de concluir el año, por varios medios españoles e internacionales.

        Para mí, asegurar que “Adolescencia” es la mejor serie del año es muy arriesgado, y esas vainas las puedo afirmar en diciembre, pero nunca en marzo. La serie está muy bien, es muy recomendable, pero también tiene algunos “peros” narrativos, plantea más dudas que respuestas.


        “Adolescencia” viene de la mano del actor británico, ya veterano, Stephen Graham, que no es precisamente un cualquiera, y que, entre películas, series y hasta videoclips musicales, alcanza los casi doscientos trabajos realizados. El propio Stephen Graham participa como actor, siendo el padre de nuestro protagonista, y entre los productores ejecutivos, que son una docena, destaca un tal Brad Pitt.

La narrativa gira en torno a un chaval de trece años, Jamie Miller. El nene está durmiendo tranquilamente en su cama, son las seis de la mañana, y la policía irrumpe en casa para llevárselo detenido. Literalmente, el chaval se mea encima.


Jamie es hijo de un fontanero, de una ama de casa y tiene una hermana mayor que está a punto de entrar en Bachillerato. De entrada, parecen la típica familia inglesa de toda la vida, que viven en las también típicas casitas inglesas de ladrillo de toda la vida.

Cada episodio, de los cuatro que conforman la serie, está centrado en algo relacionado con el propio Jamie, indirecta o indirectamente. El primero sería la propia detención, la llegada a la comisaria, los primeros interrogatorios, la confusión un poco de lo que está pasando, la llegada de su abogado, un episodio bastante trepidante porque tú como espectador no te estás enterando aún muy bien de lo que sucede, y son muchas las preguntas que surgen, y la serie no llega a contestarlas todas, que es uno de los “Peros” que le pondría, que cuando concluyas la serie te encontrarás con más preguntas que respuestas.


        El segundo episodio sería la escuela, el colegio, donde todos van con móviles, aquí se abriría un posible debate sobre el uso de los medios tecnológicos a estas edades (móviles, tablets…), todo se graba y todo se sube a las redes sociales con una serie de códigos, basados en emojis, en los que yo como buen boomer me pierdo completamente. Aquí aparecen cosas que si oigo en mi día a día, como la palabra incel, que a grandes rasgos es el pagafantas de toda la vida, como es mi caso, un pagafantas al cual le han rechazado en 17 ocasiones a lo largo de su vida y no le dio por ir apuñalando a las que me rechazaban, por… sobre todo, mi tremenda e insoportable fealdad, por lo que me comentaron el 90% de las encuestadas.

Aquí ya nos enteramos de que nuestro Jamie ha apuñalado a una chica que no me ha quedado claro de que, si le gustaba, o no, o él era el acosado por parte de ella, todo un tanto confuso y donde unas fotos en redes como Instagram y Snapchat, son el pistoletazo de lo sucedido.

 

También se nos habla de la regla 20/80, que es la de toda la vida de Dios. Al 80% de las mujeres le gustan el 20% de los hombres, y al revés, prácticamente el 80 no, el 100% de los hombres se lo montaría con todas las mujeres que se cruzan en su día a día, e incluso algunos con cabras, gallinas o papeleras. Nada nuevo bajo el sol.

El hombre es el que más rechazo recibe, o como me decían a mi hace 40 años en el instituto: La mujer pierde la virginidad cuando quiere, el hombre cuando le dejan.


En este segundo capítulo: Profesores, educadores y Equipos Docentes en general aparecen como una panda de incompetentes e histéricos que son incapaces de afrontar a hordas de niñatos maleducados e irrespetuosos, que les importa un huevo su formación, la escuela y todo lo que les rodea, y encima se ríen en su cara. Un tanto exagerado, pero algo de verdad hay en todo eso.

El tercer episodio gira en torno a Jamie y la psicóloga que lo está tratando. Jamie resulta que está como las maracas de Machín, y tiene unos arrebatos violentos increíbles, cuando pensaba que era un mosquito muerto. Sale un Guardia que no se calla ni harto de vino. Pura representación teatral, con dos muy buenas actuaciones.


        El cuarto episodio es la propia familia de Jamie. Trece meses después del delito, y a un mes del juicio, es el cumpleaños de papi, y vemos como la familia del fontanero lo está pasando infernalmente. Con pintadas en la furgo, miradas de los vecinos y una presión social que hará que nuestro padre pierda la perola por instantes.

Y fin… ¿No hay un quinto episodio donde conozcamos a la víctima o a su familia? No. No vamos a ver ese punto de vista, lo cual me parece un error lamentable, porque podría haber cerrado una serie que cojea por esa parte. Igualmente, no nos queda claro el papel de todos los amigos, compañeros de clase, en todo esto. He llegado a pensar que el hijo del policía al cargo de la investigación, que comparte colegio con Jamie, o también estaba metido en el ajo o sabía más de lo que contaba. Igualmente, la amiga de turno, que más allá de arrebatos de ira, violencia, llorar y contestar mal, no aporta mucho más al enigma.


Todas mis dudas parten del segundo episodio, donde unos nenes que acaban de perder trágicamente a una compañera, se comportan como gremlins en una fuente. Es la deshumanización total ya desde el colegio.

        En definitiva: La serie está muy bien, a mi me ha tenido enganchado sus cuatro episodios que hemos visto de una tacada, pero hubiera cerrado mejor con ese quinto episodio dedicado a la víctima. Técnicamente, impecable. Fantásticamente dirigida por Philip Barantini. Los diálogos pasilleros son muy videojuego, o en la furgoneta que no se encuentra con ningún semáforo, ni hace un ceda o un stop, un tanto surrealista, pero no llegan a restar.

        Buena música, actuaciones sublimes de todos ellos, especialmente Stephen Graham que lo borda… No sé si es la mejor serie de 2025, os lo diré en diciembre, pero si es posiblemente una de las mejores, aunque este año tengo que reconocer que el listón está alto. De nota, le voy a dar un 7 y espero vuestras opiniones al respecto.

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