En 2018 comenzaba una de las sagas de terror alienígena que más éxito ha tenido en los últimos años: “Un Lugar Tranquilo”, o como se conoce en Hispanoamérica: “Un Lugar en Silencio”.
Ya por aquel entonces la comenté en el blog, y de hecho la reseña la tenéis por allí, por si tenéis curiosidad por leerla, y no sabía recomendarla o no, porque había cosas que me convencían y otras en las que veía que hacía agua a nivel narrativo.
En plena pandemia, 2021, se estrenó la segunda parte, la cual vi en streaming, pero la verdad es que no estaba yo por la labor de hacer muchas reseñas en aquella época y la dejé ir, aunque no recuerdo que me desagradara del todo. Prometo volver a verla y enmendar el entuerto.
Y en 2024 se ha estrenado “Un Lugar Tranquilo: Día 1”, con Lupita Nyong´o y el “Stranger Thing”, Joseph Quinn como principales coprotagonistas… Porque el verdadero protagonista, es, sin duda alguna, el gato Frodo…
Si, amigos, habéis oído bien… Un gato blanquinegro llamado Frodo, se copó el solito todo el protagonismo de esta película, que sin su presencia, perdería mucho, en mi opinión, muchísimo, ya que “Un Lugar Tranquilo” no te contaría mucho más que no hayamos visto en las anteriores películas, en las que si haces un ruido… Estás muerto.
En la narrativa seguimos a Sam, una joven afroamericana con un cáncer, y a su gato Frodo. Todo un guiño a “El Señor de los Anillos”, Sam y Frodo.
Sam está obsesionada con visitar una pizzería de Harlem que le trae viejos recuerdos, y justo el día en que cree que irá a comer pizza en una excursión con compañeros y su enfermero, los extraterrestres invaden Estados Unidos, y posiblemente Corea del Sur, si no estaban en la Semana del Zombi, haciéndose llegar en meteoritos, sin etiqueta medioambiental, que impactan en la ciudad.
Los extraterrestres son muy rápidos, casi invulnerables, tres metros de alto he calculado yo, y son el cruce entre el demogorgon de “Stranger Things” y un murciélago extremeño común, con el que comparten la ceguera y la capacidad para captar cualquier sonido, que los vuelve muy agresivos. Creo que son primos, por parte de padre, de unos bichos que aparecían también en la película “Starship Troopers”.
Son capaces de manejar meteoritos e invadir planetas, pero lo de nadar en la piscina municipal del pueblo se les da mal, y evitan el agua como un inspector de sanidad lo haría con cualquier río español que se precie.
Tras el ataque inicial, la población superviviente se da cuenta que hay que estar calladitos para sobrevivir. En esta ficción, supongo que los aliens acabarían con España en 20 minutos, porque aquí la gente no se calla ni debajo del agua, y prefieren morir a que alguien les mande callar, y menos un langosto espacial de estos.
Entonces Sam emprende, primero un viaje hacia ninguna parte, y posteriormente, hacia el puerto, donde los helicópteros del ejército le dicen a la población que huyan hacia los barcos, ya que los langostos no pueden nadar y allí estarán a salvo. En su periplo hacia el Monte del Destino, digo hacia el puerto, conoce a un joven llamado Eric, que compartirá con ella su afán por salvarse de la oleada invasora, cada vez más cabreada, porque el ejército de los Estados Unidos le ponen la discografía de Leonardo Dantes desde los altavoces de los helicópteros…
En definitiva: Pues en definitiva estamos ante una película más de la saga, como os decía anteriormente, con la salvedad de que aquí lo que me ha mantenido pendiente todo el rato de la pantalla ha sido el gato Frodo. Un felino que no dice ni Miau en toda la película, listo que es él, que se ha dado cuenta que decir Miau es acabar con tus siete vidas de golpe, y que pone unas poses y protagoniza unas escenas dignas de cualquier estrella del cine de acción.
De nota le iba a poner mi tradicional 5, pero la presencia de Frodo eleva mi nota al 6. No hace falta ver las anteriores películas para entender esta parte. Yo, de momento lo dejo por aquí. Echadle un vistazo y ya me diréis qué os pareció.
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