“Voluntad” (Netflix, 2024) es una
coproducción belga, holandesa y polaca, que se estrenó el 31 de enero en
España, casi cinco meses después de hacerlo en Bélgica y Holanda.
Ya sé que es una muletilla mía, pero…
Hacía tiempo que no comentábamos una película de la Segunda Guerra Mundial. Es
verdad, yo ya no recuerdo la última, y “Voluntad” ha sido la primera que me ha
salido recomendada en la plataforma, aunque es verdad que, en el momento de
hacer esta reseña, no es de las más vistas del país.
Basada en un libro, una novela que al
parecer se ha vendido como rosquillas, del autor flamenco Jeroen Olyslaegers,
que no me he leído, y que no voy a mentir, no creo que lo haga, en la narrativa
nos trasladamos hasta Amberes, durante la ocupación “Nachi” de la ciudad en 1942,
donde dos jóvenes e inexpertos reclutas de policía, tras una formación de dos
semanas, y en su primera noche de ronda, en la que llueve copiosamente, se
encuentran con cierto oficial…
Los jóvenes son Will y Lode. Y dicho
oficial, que camina solitario por la acera de enfrente, les obliga a
acompañarlo a casa de un judío, que vive con su mujer e hija pequeña, con
intención de arrestarlo.
Este primer hecho, que sucede
prácticamente durante los diez primeros minutos de película, son los que van a
estructurar el resto de la trama, que es un drama, donde los personajes se van
a posicionar entre buenos y malos, Resistencia y Colaboracionistas, sin haber
un término medio en la película, y destapando lo peor del ser humano, ya sea
dicho de paso.
De vuelta al Cuartel con los arrestados,
hay un intento de fuga por parte de la familia, el Oficial comienza a
maltratarlos y parece que va a acabar con ellos, pero Will y Lode acaban con
él, ocultando el cadáver en una alcantarilla, protegiendo de esta forma a la
familia, que se salva de una muerte segura en ese momento.
Lode y su familia resulta que son parte
de la Resistencia, y los nachis pronto echan de menos al oficial desaparecido.
Will, por su parte, siente la presión por ambos lados, pues tanto los colaboracionistas
como los miembros de la Resistencia intentan atraerlo.
En un principio, ve como acusan y fusilan
a un grupo de comunistas por la desaparición del oficial, pero los propios
nachis saben que no han sido los comunistas y continúan con sus pesquisas. Y,
la vaina se complica cuando el cuerpo desaparece de la alcantarilla donde lo
habían tirado y cierto pintor, admirador de los invasores, se mete por medio…
La película tiene un par de subtramas,
entre la que destaca una relación que surge entre Will y la hermana de Lode,
gran defensora de los judíos locales, que hace que la narrativa se ralentice
por momentos, al igual que las capacidades pictóricas del protagonista. Hay una
fiesta por medio, donde se mezcla gente de la Resistencia y Colaboracionistas,
que se me ha hecho bastante cuesta arriba.
En definitiva: No es una película de
héroes con ametralladoras, tiene poca acción (por no decir que no tiene) y
muchas torturas, y va más bien sobre la naturaleza humana: La bajeza moral, la
desconfianza, el instinto de supervivencia, las traiciones, el miedo… Todo ello
muy presente, con un protagonista que se va librando por los pelos de las
peores situaciones, pero que ve que la gente que tiene alrededor caen como
chinches. La sensación de agobio y de inquietud, está muy bien conseguida a
través de la música, y hay que destacar la fotografía.
Su metraje es de una hora y cuarenta y
cinco minutos. Quizás no le quitaría la media hora que siempre os comento, pero
si haría un corte aquí y allá de quince minutos y la narrativa, creo, no se
vería muy perjudicada.
Me ha parecido buena película, pero no es la clase de películas con la que yo suelo tirar cohetes. Le doy entre un 5,5 y un 6. Echadle un vistazo.
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