“Duras Circunstancias” (Netflix, 2023),
o “Red Life”, que es su título original, es una película tailandesa que me ha
salido prácticamente nada más entrar en la plataforma Netflix.
Estrenada hace una semana, a principios
de febrero, no es una de las películas más vistas del país. Está en tailandés
subtitulado en español, y como yo tengo mi tai un tanto oxidado, he decidido
verla en esta versión subtitulada.
En la narrativa tenemos a Som y Ter. Son
dos jóvenes tailandeses que viven en una sobrepoblada Bangkok. Aunque viven en circunstancias
en teoría diferentes, tienen muchos puntos en común, y sus vidas, de una manera
u otra, se van a cruzar al final de la trama, algo que el espectador ya se ve
venir desde la media hora de película.
Som vive con su madre, una mujer que se
dedica a la calle. Su madre se esfuerza para que Som estudie, vaya a la
Universidad y salga de ese ambiente en el que viven. La cuida y mima lo mejor
que puede. Som parece no ver los esfuerzos de su madre. Frecuenta a un amigo, un
artista homosexual que vive en su barrio, que vivió de la farándula y es
admirador de Edith Piaf, y que espera desde hace diez años a un novio que fue a
ver a su madre y aún no volvió…
La idea de Som, aunque tiene varias
lagunas en su personalidad, ya que no sabemos a ciencia cierta cómo va
realmente en los estudios o a qué quiere dedicarse, es encontrar el amor y
poderse ir de allí.
Pronto descubre el amor en otra chica, bastante
guapa y embustera, con tendencias suicidas, de la que se enamora perdidamente,
y que le hará mucho daño, y que haga que toda su vida se tambalee.
Por otro lado, tenemos a Ter, un joven
ratero, un ladrón de poca monta, que se dedica a dar palizas y robar a los
incautos que hay en la calle en compañía de su banda de amigos. Está enamorado
de una chica de su edad, Mild, que hace la calle, y con la que quiere casarse,
algo que de hecho hacen, a pesar de que Mild sigue dedicándose a lo suyo para
poder sobrevivir.
En algún momento, ambos protagonistas
se llegan a cruzar por la calle, ignorando hasta qué punto sus vidas se van a
cruzar o lo que tienen en común. Algo que sucede millones de veces, supongo, en
nuestro día a día.
Som va a decidir hacer su vida por su
cuenta, y su madre se irá a vivir con un viejo que maneja algo de pasta y que haría
palidecer al viejo Maestro Mutenroi en su nivel de “Viejo Verde” que rompe
todos los esquemas conocidos. A la par, Ter, que acaba de salir de la cárcel por
una de sus movidas mal enfocadas, planea atacar y atracar la casa del viejo
Mutenroi con nefastas consecuencias, pues se encontrarán con la madre de Som
allí con la que Ter también ya se había cruzado…
En definitiva: Película de dos horas
que me ha servido para agudizar mi oído con el tailandés, y a la que
milagrosamente no le voy a quitar nada de metraje. Es un drama bien enfocado,
que sabe mezclar bien el amor romántico con la realidad de las calles, la
pobreza, la soledad, el desamor, el hambre y los oficios que se dan por las
esquinas, al igual que la traición y la ingratitud por parte de algunas
personas… Al fin y al cabo, aquello es una jungla.
A mi me ha gustado bastante y la he
disfrutado, aunque quizás a alguno pueda no parecerle muy original porque cosas
parecidas las hemos visto ya en literatura y cine… Y como me ha pillado con el
día tonto, le encajo un seis. No tiene mala fotografía, y la música más allá de
Edith Piaf, pasa desapercibida.
A modo de curiosidad, lo que me ha llamado la atención es que el cartel de la película está a años luz de la historia desarrollada en la película, pero allá ellos…
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