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Decir Stefan Zweig es nombrar a
uno de los grandes escritores del S. XX. Un erudito que viajó por medio mundo,
con unas inquietudes intelectuales increíbles, humanista, biógrafo, activista destacado,
de origen austriaco, pero nacionalizado británico, que venía de una acomodada
familia judía y que desde muy joven comenzó a destacar como poeta y literato…
La verdad es que podría hacer varias entradas, varios vídeos sobre la vida de
este hombre, que fue fascinante, y que durante un tiempo cayó en el olvido,
aunque afortunadamente se le rescató hace algún tiempo, y tanto su vida, como obras,
están muy presentes, tanto en el celuloide como en el mundo de la literatura, o
en lo que a mí me interesa, el cómic…
De hecho, la misma editorial que ha
publicado el cómic que hoy os traigo, Norma Editorial, publicó ya hace unos
años “Los últimos días de Stefan Zweig”, sobre sus últimos momentos en su
exilio brasileño, adonde había huido del nazismo, y donde encontraría la muerte
junto a su esposa, al hartase ambos de barbitúricos poco después de la caída de
Singapur, si mal no recuerdo, convencido que las Fuerzas del Eje acabarían
venciendo una guerra mundial que terminaron por perder…
Entre algunas de sus biografías,
dedicadas entre otros personajes a María Antonieta, María Estuardo, en las que
se mezcla un poco la misma biografía con la novela, destaca la que Zweig le
dedicó a un siniestro personaje francés que vivió a caballo entre los S.XVIII y
principios del S.XIX, Joseph Fouché, que posiblemente es una de las personas
que mejor han sabido interpretar y llevar a la práctica el ideal maquiavélico.
Un conspirador político, desde ya bien
jovencito, Fouché pasó del seminario, de ser un pseudo-sacerdote en los años
finales del reinado de Luis XVI, a convertirse en un acérrimo anti-monárquico,
subirse al carro de la Revolución, a veces junto a los Conservadores, más junto
a los jacobinos y Robespierre, esquivando magistralmente la guillotina, participando
de matanzas de ciudadanos inocentes, y oliendo como nadie los continuos vientos
y aires políticos de la convulsa Francia que cambiaban, pero que él intuía
poniéndose siempre del lado del ganador, y ya de paso, escalando en aquella
sociedad en la que todos caían a su alrededor, menos él.
Tras la Revolución, el Imperio: La
caída de Robespierre y el Terror, la Coronación de Napoleón, la conquista de
Europa, el difícil trato con el corso pero sin caerse, y la vuelta de los
Borbones con Luis XVIII, padrino de su segunda boda, con el que duró poco el
idilio al recordar los Borbones como Fouché había participado en la
decapitación de la Familia Real poco más de veinte años antes…
Rodeado de enemigos, tenebroso, amigo de espías y hombres poderosos, Fouché es desde luego uno de esos personajes históricos que no han pasado precisamente a los libros de Historia cuando estudiamos ese período donde si tienen su hueco Borbones, Robespierre, Danton, Marat, Napoleón… Pero no aquel que movió realmente los hilos de la política francesa durante más de 25 años…
Kim, guionista y dibujante, del que ya
os hablé en el blog hace siete años por su “El
ala rota”, junto al gran Antonio Altarriba, hace una gran adaptación de la
obra de Stefan Zweig en un cómic que se publicó en España en septiembre de
2023, y que no he podido leer por falta de tiempo hasta estos días, a pesar de
comprarlo en su día calentito y recién publicado.
Lo he disfrutado… No os podéis hacer una idea. Mis felicitaciones a Kim por este cómic fantástico, una biografía hecha viñeta de las que quitan el hipo… No lo dejéis escapar.
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