“El
negocio del dolor” (Netflix, 2023) es una de las últimas novedades que nos
ofrece Netflix, principios de noviembre, y que trae un elenco interesante, un
trío de ases encabezados por Emily Blunt, Chris Evans y Andy García, para
narrarnos una historia farmacéutica acontecida en Estados Unidos ya hace unos
años, real, pero con nombres y algunos personajes cambiados, de la que se
escribió un libro, y que ahora toca el cine con ciertos aires, salvando las
distancias, de “El Gran Gatsby”, y que, podría decirse, hoy está más en boga
que nunca debido al problema que tienen los gringos con los opiáceos, y con el
fentanilo que se cobra miles de vidas al año solamente en Estados Unidos.
La
trama gira en torno a Liza Drake, una madre soltera con una hija adolescente
epiléptica, que depende de su hermana para sobrevivir. Trabaja en un bar de
Striptease, donde conoce a Pete Brenner, un representante comercial de una
farmacéutica que está al borde de la bancarrota, ya que no consiguen vender su
producto estrella, y al parecer, el único que tienen realmente. Liza se queda
en paro, y recurre a Pete, que le falsifica el currículo y la mete en la
empresa, como visitadora médica.
Pronto
comienza a vender, haciendo miles de dólares en venta, pero metiéndose en un
camino poco ético, donde los pacientes no cuentan para ellos, y muchos de ellos
fallecen siendo auténticos adictos al opiáceo que recomiendan.
Por un
lado, se hacen millonarios en relativamente poco tiempo, ella llega a acumular
unos 15 millones de dólares, pero por otro lado el negocio se convierte en una
trama criminal de proporciones gigantescas, donde todos tienen un grado de
culpabilidad, y Liza se replantea la situación mientras su hija sufre ataques
epilépticos, su jefe comienza a perder la cabeza con discursos y actos
estrafalarios, y la ambición de su compañero parece no tener límites…
La
narrativa está enfocada a modo de entrevista de distintos personajes, con
inevitables idas y venidas al pasado, entrelazadas con los testimonios de cada
uno de ellos, y aunque interesante en su planteamiento, a mi se me ha llegado a
hacer un tanto larga en su metraje de una hora y cincuenta minutos, y hasta
plana en su desarrollo, y eso que los tres actores principales lo bordan y se
les nota las tablas.
Personalmente,
le recortaría la media hora de rigor, sin pestañear, y quizás dejaría un poco
de lado algunas subtramas que no van a añadir mucho a la historia principal.
A modo
de curiosidad, en los minutos finales salen noticias relacionadas con la
historia real en la que está basada la película… En definitiva: Yo le doy entre
un 5,5 y un 6. Aunque carece de originalidad y las tramas farmacéuticas suelen
ser cíclicas y aparecer cada cierto tiempo, no está de más conocer a través del
cine lo que se cuece en el mundillo de vez en cuando, y, desde luego, hay que
destacar que los actores salvan una cinta que, sin ellos, quizás no sería muy
destacable.
Echadle
un vistazo y ya me contáis que os ha parecido.
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