“El Asesino” (Netflix,
2023), es una película estadounidense que nos trae a una reflexiva máquina de
matar, llamada Michael Fassbender en el papel de un paciente y certero asesino,
cuyos 20 primeros minutos de película es como asistir a una terapia para
ejecutores convencidos de lo que hacen, y que, a pesar de que mantiene el
nivel, hay ratos en los que te saltan las dudas si estas ante un producto que
podría funcionar mejor de otras maneras, a pesar de que la cinta misma intenta
escapar de los cánones habituales.
En la narrativa: Fassbender, después de darnos la brasa con
filosofía barata y pensamientos que mezclan las bebidas energéticas con el
omeprazol, falla en su misión de cargarse a un tipo al que llevaba esperando
días, semanas, en un ático parisino.
De verdad, después de estar dándonos la brasa durante casi
media hora sobre el vuelo de las mariposas, la empatía, el olor de las nubes y
la poesía de las hojas otoñales y cosas que solo él y su psiquiatra entienden,
estás convencido que en cuanto salga el tipo por el punto de mira, le va a
volar la cabeza mientras recita a Bécquer… Pero no. Falla por medio metro.
Y este fallo le traerá consecuencias posteriores. Huye a
Santo Domingo, que es donde tiene a la parienta y su residencia en mitad de una
selva, a pesar de que no habla ni una pizca de español (buena fotografía, por
cierto), para descubrir que ha sido atacada por los que le habían contratado,
cabreados por haber fallado en la misión. Han apalizado a su pareja y le han
roto el cristal de una ventana.
Así que se pone a investigar y a cargarse a todos los que
estén relacionados con la cadena de mando y con el ataque a su casa, que no
tiene seguro, dando botes de país a país, como cuando juegas al “Street
Fighter”, dejando un reguero de muertos en sus visitas, mientras una voz
interior le dice: Mátalos a todos Fassbeeeendeeer, y además, en capítulos
coleccionables, como si fuesen fases de un videojuego, hasta llegar al “Final
Boss”, al que deja vivo, que defrauda mucho porque creí que iba a sacar un
robot tres ametralladoras o echar rayos por los ojos pero solo nos deja un
diálogo y unas excusas para besugos, y además con un epílogo final, donde
después de haberte pasado la partida, puedes poner tus iniciales en la pantalla
final.
En definitiva: Película de hora y cincuenta minutos, a la
que le sobra media hora de las reflexiones eruditas de Fassbender, pero con
actuaciones aceptables, aunque hay una pelea con uno de los jefes en los que no
se ve mucho, de noche y en una casa de Florida, y te la tienes que medio
imaginar.
Sin tirar cohetes y sin ponernos muy estupendos, le doy
entre un 5 y un 5,5. Es la típica película de Netflix aceptable, que, si la
llego a ver en el cine, con lo que vale la entrada, quemo la sala hasta los
cimientos y me quedo tan pancho.
Echadle un vistazo, y me contáis que os pareció.
No hay comentarios:
Publicar un comentario