“Agente
Stone” (Netflix, 2023) es una película estadounidense de espías standard, en el
que el cebo para que pique el personal es la bella Gal Gador, más Gadot que
nunca, en una cinta de una hora y cincuenta y cinco minutos a la que le sobra,
perfectamente, media hora y te quedarías tan pancho y tan ancho.
Cine de
acción y espías visto mil veces, con un tipo (“J”) que se tira las dos horas
haciendo dibujos en el aire y pasándoselo pipa con una tecnología punta llamada “Corazón”
(sospecho que el título original, “Heart of Stone”, es en realidad una especie
de juego de palabras o guiño que hace piruletas con el apellido de la
protagonista, Rachel Stone y la Inteligencia Artificial, Corazón, pero no me
hagáis mucho caso…)
El caso
es que a los 20 minutos de película tenemos los créditos, momento ideal para ir
al W.C a vaciar, y si no lo haces, verás que el guion es de Greg Rucka, un
guionista de cómics muy vinculado a DC Cómics, al que le debemos entre otras
obras: “Batman”, “Wonder Woman” (¿Qué casualidad, no?), la genial “Queen and
Country” y algunos cómics de “Star Wars”, entre otras cosas, y que suele hacer
personajes femeninos fuertes, frente a masculinos muy idiotizados, o
directamente, malvadísimos. En el blog, tenéis comentada una película, “LaVieja Guardia”, a la que le debemos uno de sus guiones, con Charlize Theron a
la cabeza.
Volviendo a “Agente Stone”… En la narrativa,
tenemos una agente doble (Gal Gadot), que parece trabajar para el MI6
británico, pero no, trabaja para otra agencia igual de anglosajona, pero más
secreta y con nombres en clave, lo cual es más guay. Un supuesto agente del
MI6, que resulta que es un traidor que va por libre, quiere hacerse con “Corazón”,
una IA que lo mismo te pide una pizza, que te chiva la ropa interior de los
ocupantes de un ascensor o te descifra el móvil de cualquiera, que ríete tú del
programa de espionaje “Pegasus”.
Pronto
pone las cartas sobre la mesa, y será Gal Gadot la encargada de poner las cosas
en su sitio, para que el mundo no se vaya de madre y todos podamos respirar más
tranquilos gracias a los británicos y sus servicios de inteligencia.
Entre
las anécdotas, resaltaría que hablan de “comer tapas” cuando hablan de Lisboa,
ciudad que destrozan de arriba abajo sin que se vea un poli, y que los
protagonistas lo mismo resisten la atmósfera y temperatura de varios cientos de
metros de altura, que retienen el sudor del desierto sin despeinarse…
En fin…
No nos cuenta nada nuevo, a pesar de tener algún giro argumental, es
previsible, y lo mismo puede entretenerte, pero no es para tirar muchos cohetes
que digamos…
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