“El silencio de otros” (Almudena
Carracedo, Robert Bahar, 2018) es un documental que he podido ver, en dos
ocasiones, en los últimos meses. La primera vez que lo vi, me quedé mucho
tiempo pensativo, y no pude escribir ni media línea. Posteriormente, al verlo
de segundas, he superado el impacto anterior y creo que es uno de esos
documentales que me gustaría ponerles a los chicos de Bachillerato. Aunque,
tristemente, no lo haré, pues he visto y comprobado en mis clases, que la
barrera del 36 no se ha superado, tres generaciones después hay rencores, hay
fisuras y ciertos encontronazos. Lo veo cada vez que voy a Guadiana del
Caudillo, donde el mal rollo por el nombre del pueblo sigue hoy en día, mientras escribo
estas líneas.
A mí, en ocasiones, me
quieren poner en apuros preguntándome por la República, por Franco, por… Yo
aquellos tiempos no los viví, pero si los estudié. Y desde mi punto de vista,
que enfada a muchos, se cometieron crímenes por los dos bandos, aunque la
represión franquista fue más brutal, más sistemática, más calculada, y más alargada en el tiempo. Como le oí
a Pérez Reverte una vez: “Hijos de puta había por todas partes”, y es una idea
que comparto, de igual manera que también creo que, las personas que salen y
hablan, y cuentan su historia en el documental, tienen derecho a saber donde
están enterrados sus seres queridos, y darles una sepultura más digna que la de
una cuneta de carretera, sean del bando que sean, ya que fosas de Nacionales
también las hay, y habría que localizarlas igualmente. Hay que recuperar la
memoria de todas las víctimas, absolutamente de todas, independientemente de
colores o ideologías.
Entristece ver cómo,
poco a poco, van falleciendo sin ver la posibilidad de encontrar a aquellos seres
queridos, para poder así cerrar heridas. Muchas veces se nos dice, se nos
recuerda, que España es el segundo país con más desaparecidos después de
Camboya (creo que habría que investigar aún las fosas de los gulags
soviéticos), y creo que no costaría tanto cerrar ese episodio de nuestra
historia. Tampoco me hace mucha gracia que tipos como Yagüe, que masacró mi
ciudad (en el documental salen muchas imágenes de los fusilados en Badajoz,
aunque no se haga referencia al hecho), tenga calles y plazas dedicadas por
media España. Es algo que no entiendo.
En fin. No busco
polémicas (habrá algunos que me llamen facha, y otros rojo, es algo que me
ocurre a menudo). Ya que el blog tiene otro enfoque. Pero creo que este, y
otros documentales (sobre la represión franquista, o la republicana…) nos
ayudan a ampliar nuestras miras, nuestro conocimiento de la historia, y nos dan
más datos para manejar. Acumula algunos premios, y arrastra cierta crítica por
parte del periodista Willy Veleta, en su artículo “Tres
errores de El silencio de otros”, que también merece la pena que leáis,
para contrastar informaciones, que es un ejercicio muy sano.
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