Cuando hace un tiempo vi
“El
fotógrafo de Mauthausen” (2018) de Mario Casas, me quedé con unas ganas
tremendas de poder leer el cómic, ya que sabía de su existencia (de hecho lo
compré, como os decía cuando comenté la película, y lo tenía aparcado), y para
mí era cerrar el circulo en torno a la figura de Francesc Boix, que es
interesantísima, y desconocida, aún por desgracia, a grandes rasgos, en muchos
de los círculos de historiadores, intelectuales, y personas de a pie de este
país.
Aparte de las diversas
vicisitudes que pasé para ver la película, después me quedé con ganas de más. Y
estos meses he estado buscando información sobre la persona, los hechos, el
campo y los prisioneros, para convencerme (más aún si cabe) de que Boix y sus
compañeros de prisión fueron unos auténticos héroes. Héroes sin el justo
reconocimiento.
El cómic “El fotógrafo
de Mauthausen” (editado por Norma editorial, 2017) tiene como guionista a Salva
Rubio (Ya os hablé de él cuando comenté el cómic de Monet),
como dibujante a Pedro J. Colombo y dando color a Aintzane Landa. Al leerlo, ya
desde el principio, me di cuenta que no tiene mucho que ver con la película. De
hecho, difieren en muchas cosas, pero no en lo básico, que en definitiva es: La
brutalidad y la atrocidad, la inhumanidad y la barbarie nazi practicada en los
campos de concentración, de exterminio, durante toda la guerra.
El cómic es una
verdadera pasada, desde el principio hasta el fin. Se toma sus licencias
narrativas, con algunos personajes ficticios y la modificación de algunos de
los hechos acontecidos en el campo, pero.... ¿Modifica eso sustancialmente la
historia? Yo creo que no. Aparte de la historia en sí, narrada en viñetas. El
dossier histórico y fotográfico que acompaña el tomo es, simplemente,
impresionante. Con narraciones exhaustivas de los hechos, acuarelas de las
fotografías, y datos adicionales de los personajes, situaciones y hechos
narrados. Le saqué algunos defectillos a la película, pero al cómic no se los
veo tanto. A mi me ha encantado, y, de hecho, os lo recomiendo. La figura de
este hombre, y de tantos y tantos que murieron, y que sufrieron el exilio, no
debería ser olvidada.
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