Era inevitable que, tras
leer, el primer tomo de “La
balada del norte” (Astiberri, 2015), me metiera de lleno en
este segundo tomo. La acción final del primer volumen, me dejo en ascuas y con
ganas de saber más sobre nuestros protagonistas, Tristán e Isolina, y su
participación en la Revolución de Asturias (1934), que viven de primera mano,
desde puntos de vista diferentes, desde prismas antagónicos, aunque ellos no lo
quieran.
Tenemos Asturias, o gran
parte de ella, levantada contra las fuerzas de la República: Guardias Civiles,
Guardias de Asalto y Carabineros apenas pueden resistir el empuje de los
mineros, ferroviarios y demás colectivos unidos a la Revolución Social. Las
diferencias existen entre ellos, y en gran parte del tomo se nota, se aprecia,
cierto surrealismo en acciones y escenas que se desarrollan entre tiros y
bombas.
El marqués de Montecorvo se
ha refugiado en casa del Gobernador, junto a Tristán, y son testigos de primera
fila del caos que gobierna por todas partes. Muertos en las calles (Oviedo seriamente castigada),
ejecuciones, asaltos…
Isolina quiere participar en
la batalla, pero su padre no le deja. E instalados en casa de un abogado,
vivirán parte de ese surrealismo fratricida al que antes hacía mención.
Alfonso Zapico lo vuelve a
conseguir con este segundo volumen de “La balada del norte”, pero la tristeza
que tengo es, hoy por hoy, no saber como acaba esta fantástica historia, ya que
el tercer volumen no ha sido publicado y no tengo noticias de cuando saldrá a
la luz. Hasta que llegue, esperaremos impacientes, otra genialidad hecha cómic
de este gran artista. Lo dicho, como el anterior: Imprescindible.
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