Leer “Aprendiendo
de los mejores” (2013) de Francisco Alcaide Hernández, me llevó a “Todo
tiene dos asas” (2018) de Ronald Pies, y de ahí a diferentes referencias
bibliográficas sobre el estoicismo. Filosofía en la cual, cada día, estoy más
interesado. Por ello, lo normal es que me hiciera con algún libro o manual sobre
el estoicismo, que me aclarara algunas cosas sobre el pensamiento estoico. En
un principio pensé en recurrir, directamente, a las fuentes primarias: Sócrates,
Zenón, Epicteto, Marco Aurelio…
… Pero, posteriormente, pensé
que, lo mejor era buscarle la práctica a la filosofía para mi vida diaria, y
que, para los clásicos, siempre tengo o tendré tiempo (ya sé que suena un tanto
raro, pero así lo vi en su momento). “Cómo ser un estoico. Utilizar la filosofía
antigua para vivir una vida moderna” (Ariel, 2017) del italo-americano Massimo
Pigliucci, va por su quinta edición en el día que escribo estas líneas. Me
venía como libro recomendado en algunas páginas especializadas, y me pareció un
buen ejemplo para comenzar a comprender, y ejercer dentro de mis posibilidades,
el estoicismo en una vida del S.XXI.
A Pigliucci lo conocía por
haber leído de él algunas entrevistas, en las que niega la existencia del
Cambio Climático, o, al menos, que esté producido por el hombre. También tuvo
cierto eco en una crítica que hizo al Papa Francisco en la cuestión de dialogar
con los No-Creyentes (Pigliucci es ateo), el que el escrito no veía diálogo,
sino solo monologo en las palabras del pontífice. Poco más sabía de él.
Después, me he encontrado que
el libro, sin entrar en más polémicas, es justo lo que andaba buscando. El
autor se lo toma como un dialogo entre el exesclavo Epicteto, maestro estoico
de la antigüedad, y él mismo, haciendo alusiones a ejemplos extrapolables a
nuestro día a día, a nuestra vida actual, dividiendo este estoicismo práctico
en tres partes, con numerosos ejemplos. Y que resume, perfectamente, en una
serie de ideas finales que van desde “examinar nuestras impresiones” a diario,
hasta “recordar la fugacidad de las cosas” (memento homo, memento mori) o “hablar
poco y bien”, “enfrentarnos a los insultos con humor”, “elegir bien nuestras
compañías”, etc.
No es un libro de auto-ayuda.
Es, como dice el propio libro en su portada, usar una filosofía antigua, su
ideario, en nuestro pleno siglo XXI. A mí, personalmente, es un libro que me ha
gustado mucho y lo recomiendo.
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