A rebufo de la serie “Vikingos”,
que en su quinta temporada comienza a hacer un poco de agua, y que amenaza con
hundirse como un drakar en mitad del Atlántico Norte, nos llega esta cinta holandesa, "La leyenda de Redbad" (2018), de más de dos horas y media, sobre un mítico rey frisón, Redbad, que en la segunda
mitad del S.VIII lucha contra los malvadísimos francos, cristianos fervorosos y
fanáticos, que están empeñados en convertir a todos los seres vivos a su odiosa
religión, a base de fuego y espada, (y cuyos sacerdotes, por cierto, se follan
a todo lo que se mueve alrededor). Y, con más inquina, si cabe, a los pacíficos
seguidores de los dioses nórdicos, que son requetebuenos, tolerantes y viven en
paz y armonía con la naturaleza, flechazo va, espadazo viene, cabeza que rueda…
El caso es que, en esas
dos horas y media largas, la película nos quiere contar muchas cosas, y vamos
de aventura en aventura que es un sin parar. Ríete tú de las aventuras
gráficas. En medio de una música que se hace pedante y prepotente, nos
encontramos múltiples anacronismos, como crucifijos góticos, pinturas sobre
tablas que no se corresponden con la época, cantos gregorianos, armas de asedio
de la plena Edad Media, arquitectura de arcos apuntados, arcos cortos y
recurvados (son posteriores, usados por los turcos, los francos eran más amigos
de las ballestas hasta la batalla de Crécy que los ingleses recuerdan muy bien…),
vikingas hablando de Derechos humanos… Yo que sé.
Las diversas situaciones
se resuelven, o muy rápidamente, o pasando bastante por encima, y las batallas
te da la ligera sensación de ser un tanto repetitivas, abusando de la cámara
lenta una barbaridad (nunca mejor dicho) y del plano corto, y parece como si
los francos se dejaran matar mansa y gustosamente. Os la recomiendo para pasar
el rato, pero no me parece ningún peliculón.
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