“Una Casa llena de Dinamita” es un thriller político de 2025, enfocado
desde diversos puntos de vista, y con tintes apocalípticos, con la fragancia de
la Tercera Guerra Mundial en el aire, y que ya os adelanto que no sabemos cómo
acaba después de una hora y cuarenta minutos de metraje.
A mi me ha recordado,
salvando las distancias, a la mítica película del 83, “Juegos de Guerra”, donde
un Spectrum 128 k (¿O era un Commodore 32?), troleaba a todo un país, a los
Estados Unidos, haciéndoles creer que los soviéticos habían soltado todo el
arsenal nuclear y resulta que el ordenador en cuestión estaba de broma. Aquí,
no vas a tener el placer de saber si es un troleo, quien ataca o por qué, solo
vas a ser testigo de lo que ocurre en la cadena de mando desde diversos puntos
de vista y como se toma cada escalón que un misil nuclear esté a punto de
impactar sobre Chicago después de haber fallado las contramedidas, el misil
interceptor, en una película que costó 30 minolles de dólares y una ridícula
recaudación de 14 mil dólares en cines, aunque a su favor diremos que solo se
estrenó en unas contadas salas, y la millonada habrá venido de Netflix.
Nuestra narrativa arranca
con la aparición de un misil de origen desconocido, que puede ser norcoreano o
ruso, atravesando el Pacífico, en dirección a los Estados Unidos, en concreto a
Chicago.
Rápidamente, todos los
estamentos políticos y militares del país se ponen en alerta, y se enfrentan a
una carrera contrarreloj para decidir que hacer, averiguar quién les tira el pepinazo
y cuál debería ser la respuesta a que se carguen a diez minolles en personas en
un abrir y cerrar de ojos. Y todo transcurre en 18 minutos donde se deben tomar
todo tipo de decisiones antes del impacto. ¿Presión? Que va, ninguna, jajajaja.
Así, vamos a ver como la
película se divide en tres partes, cada uno de ellos visto desde una
perspectiva: Desde la sala de control o de mandos del Pentágono (que sería el
punto de vista de unos militares que se comportan un tanto como niñatos), desde
e punto de vista de la propia Casa Blanca, y desde el punto de vista del propio
presidente de Estados Unidos, que es el mismísimo Idris Elba, al que no le
pilan en Florida leyendo cuentos sobre cabras a nenes de guardería, pero casi
casi…
Estrenada en la Mostra de Venecia
el pasado septiembre, “Una Casa llena de Dinamita” me ha parecido una película
curiosa, aunque no novedosa, donde más que el impacto del misil, quién lo tira
y por qué, resalta por la cantidad de decisiones que se deben tomar en esos 18
minutos que afectarán a minolles de personas, y donde la baraja se mueve entre
la ética, el miedo a no saber qué va a pasar, lo apabullante de la situación y
todas las cuestiones, muchas de ellas sin resolver, en torno al inicio de una
Tercera Guerra Mundial.
Cambiamos de perspectivas ante un mal seguro, que
es el pepinazo que se viene, pero la tensión desde luego es la misma, incluso
parece crecer según cambiamos de perspectiva, cada cual lleva la procesión de
una manera diferente.
Pero también os tengo que reconocer que ver la
misma situación repetida, aunque sea desde estos diferentes enfoques, ha
llegado a cansarme por momentos, y cuando al final se ha cerrado en negro y no
me he enterado si hay o no pepinazo, me he cabreado mucho.
Sé que el objetivo del guionista, la señora
directora, es la reflexión, pero esto no se hace…
En fin… Película entretenida para pasar la tarde,
bien realizada, bien cosida, con una buena música que acompaña los momentos de
tensión y de comerse las uñas. Igualmente, buenas interpretaciones, ahí no
tengo nada que objetar, pero aparte de la reflexión ya comentada, no me añade
mucho más. Incluso dudo que gran parte del personal reflexionara sobre el tema.
Como dijo alguien alguna vez: No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será con palos y con piedras. De nota le voy a dar un 6.









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