Estrenada en España, a través
de la plataforma Netflix, el pasado 17 de noviembre, “Leo” entró con mucha
fuerza en la parrilla, de la mano de Adam Sandler, que además de productor y
guionista de la película, pone la voz al personaje principal, el lagarto Leo, a
la par que mete en el saco a toda la familia Sandler metidos en esta ocasión a
actores de doblaje, y al amigo Rob Schneider, que rara vez se suele perder una
de estas reuniones familiares. Y es que los Sandler llevan ya unos años
demostrándonos que no caminan solos, ellos se lo guisan y ellos se lo comen.
Para bien o para mal, van todos a una cinematográficamente hablando. El verso
libre, si acaso, lo pone Bill Burr, el protagonista de “Papás a la antigua”,
que pone la voz a la tortuga amiga de Leo, Squirtle, y el contrapunto al propio
Adam Sandler.
Me ha dado por ver “Leo” porque he visto que llevaba varios
días ahí arriba en las primeras posiciones de películas más vistas de España, porque
llevaba un tiempo sin ver una película de animación, y porque la etiqueta “Para
todos los públicos”, me animaba a verla en compañía de la peque de la casa.
Tengo que reconoceros que la primera impresión no fue buena,
pues enseguida me pareció que estaba ante otra película musical más de
animación, y me dije: “¡Por Atenea!, ¿Quién necesita otro musical más de
animación?”, pero cuando la imagen se centra, después del primer susto, en el
meollo de la cuestión, la vaina ha cambiado y la he visto con otros ojos.
En la narrativa tenemos a Leo, un lagarto que lleva toda su
vida en un terrario, en compañía de una tortuga terrestre. Ambos son las
mascotas de la última clase de Primaria y han visto pasar por allí a
generaciones de niños, y de maestros.
Un día, Leo, de 74 años, se entera de que le queda un año de
vida, o al menos eso cree él, y decide escaparse a los Everglades de Florida,
hogar de animales salvajes, que es donde sueña con vivir. Para ello, idea el
plan de hablar, escuchar y aconsejar a cada uno de los niños que se lo llevan a
casa los fines de semana, haciendo que cada uno de ellos se sienta especial
mientras idea como escapar de su vida en cautividad.
Al mismo tiempo, una nueva maestra sustituta, antigua alumna
del colegio, y de la vieja escuela, llega a la clase, rompiendo todos los
moldes a unos alumnos criados en la tecnología, pero con muchos vacíos existenciales,
algo que comparten con ella, que, a pesar de su edad, nunca ha conseguido una
plaza titular en su trabajo, además de andar enamorada de un joven maestro de
Educación Física, y tener la habilidad de lanzar “negativos” en forma de
estrellas ninja.
Con este tinglado montado, “Leo”, se me ha presentado como
una de las sorpresas del año, una comedia musical de animación bastante fresca,
con su punto reflexivo sobre el aprovechar el tiempo y valorar las cosas que
tenemos, aparte de adaptarse a las circunstancias (una idea, quizás, bastante
estoica), dirigida tanto a nenes como a adultos. A mi me ha tenido enganchado
hasta los títulos de créditos.
En definitiva: Película de animación para todos los
públicos, a cuyo metraje de una hora y cuarenta y cinco minutos en esta rara ocasión,
no le voy a recortar nada de tiempo, y con un mensaje final, que como os he
comentado, a mi no me ha desagradado. Adam Sandler, es capaz de firmar grandes
cagadas cinematográficas, pero también pequeñas joyas como “Leo”.
Echadle un vistazo, porque creo que merece la pena. Le pongo
un 6 de nota.
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