El soniquete de “Basado en
Hechos Reales” es algo que suele hacer una película atractiva, en la mayoría de
los casos, no siempre (también es verdad), pero hay que reconocer que tiene
cierto morbo que hace que la gente caiga en esa trampa sutil de ver la
adaptación cinematográfica de algo que sucedió, e incluso comparar que tal se
parecen los actores y los hechos narrados con la verdadera versión de lo
ocurrido. De hecho, yo os voy a dejar por aquí un enlace para que veáis a los
verdaderos protagonistas de esta historia familiar.
Ese es el caso de “Familia al instante” (Netflix, 2018), una
película de dos horas, a la que le sobra perfectamente media hora de pasteleo
puro y duro, pero que muestra una realidad no muchas veces abordada en el cine,
como es el tema de la adopción de niños, y más concretamente niños
hispanoamericanos en el seno de la típica familia blanca estadounidense: De
esos de grandísima casa de madera, grandes carros, gorras, hamburguesas y
solvencia económica a dos kilómetros de distancia.
La narrativa se ubica en California, donde Pete y Ellie, una
joven pareja que se dedica a la compra, reforma y venta de casas, que triunfan
en la vida y que no tienen mayores problemas en la vida, se embarcan en la
adopción de tres nenes, hermanos e hijos de una madre con problemas de drogas,
que se tira la mitad de su vida vestida de naranja dando paseos en cárceles
californianas, una de ellas para más señas adolescente.
En tono de comedia, aunque hay bastante drama en todo lo que
se narra, la pareja acudirá a una asociación, donde descubriremos todo tipo de
parejas, que, como ellos, quieren adoptar nenes: Desde las parejas gay y heterosexual
interracial, hasta los ultracristianos, pasando por la tipa soltera que ha
visto la película de Sandra Bullock, “Un Sueño Posible” (2009), con la que ganó
por cierto un Óscar (estuvo nominada al Óscar a mejor película, pero no se lo
llevó), y que va de la misma temática basada en hechos reales, y que en su día
no me desagradó.
La pareja orientadora y mediadora entre padres-madres y
nenes, son Tig Notaro y nuestra Octavia Spencer, que vimos hace relativamente
poco tiempo en “Las Brujas” con Anne Hathaway, y que ponen un punto cómico
bastante bueno en sus escenas.
Los protagonistas, nuestro Mark Walhberg, que le va esto de
hacer de padre y el tema de los hechos reales, como vimos hace unos pocos años
en “Joe Bell” (2020), y una histérica Rose Byrne, que lo borda perfectamente en
su papel de madre exagerada y sobreprotectora, buscadora de la afirmación ajena
ante sus actos. Y entre los tres nenes, habría que destacar a Isabela Merced,
nuestra “Dora la exploradora”, que en España quizás sea más conocida por su papel
en la serie “Cien Cosas que hacer antes de ir al instituto”, que hace de
adolescente rebelde y pone voz a gran parte de la banda sonora de la película,
todo en uno, no se podría pedir más.
La trama gira en torno a todos los problemas y dificultades
que la pareja se encuentra con los tres nenes, con la propia sociedad que les
rodea, la familia, y con ellos mismos, que, llegado el momento, se llegan a
plantear si han hecho lo correcto…
En definitiva: Película que hemos visto en familia, que como
os comento, mezcla drama y comedia a partes iguales, y que transmite un mensaje
que llega, que convence, y que me llegó a parecer hasta necesario. Lo malo: Que
se puede explicar en menos tiempos y sin tanto histrionismo, sobre todo por
parte del papel de Rose Byrne. Le doy un 6 de nota.
Lo dejo por aquí. Echadle un vistazo y ya me diréis que os
pareció a vosotros.
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