La primera temporada de “The
Terror” (2018), dejó el listón demasiado alto. Las peripecias de las
tripulaciones de los barcos británicos “El Terror” y “Erebus”, que buscaban un
paso norte (erróneamente pensando, que, si existe el estrecho de Magallanes,
debía existir otro paso norte), atacados y devorados por monstruos, por su
propia locura y por el canibalismo, dejaron un buen gusto.
Posteriormente, se estrena
hace un par de meses “The Terror: Infamy” (2019), mini-serie, que, siguiendo la
estela de otras, como “Black Mirror” o “American Horror Story”, no tiene nada
que ver con lo que hemos visto hasta ahora. En esta ocasión, nos plantean una
serie de acontecimientos sobrenaturales, relacionados con un malvado yurei (espíritu
de la mitología japonesa, hace unos años ya hablamos de un libro muy
interesante sobre el tema de los yokai
y los yureis en el blog) que ataca y atosiga a los miembros de la comunidad
de origen japonés en los Estados Unidos de la Segunda Guerra Mundial.
El yurei en cuestión, un
cambia-formas, se carga a algunos miembros de la comunidad, vuelve medio locos
a otros, y en paralelo, vemos las condiciones de vida a la que los
estadounidenses trataron a los estadounidenses de origen japonés, siempre bajo
la sospecha de ser traidores al Tío Sam: Campos de concentración, vejaciones,
malos tratos… Mientras estos intentan demostrar que son unos buenos yanquis.
La serie comienza bien, pero,
a partir del segundo episodio se va desinflando. La narrativa se mete en el
barro, se ralentiza, y comienza a tener más de drama, que de serie de terror. Hasta
el último episodio no entendemos de donde sale el yurei, pero te quedas un poco
desinflado, ya que esperaba algo más de la serie.
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