“Joker” (2019) es una de
las películas que más expectación ha levantado en lo que llevamos de año, y
ciertamente, después de verla, no me extraña. Joaquín Phoenix hace uno de los
papeles de su vida metiéndose en el papel del que llegará a ser uno de los
archienemigos de Batman, dentro del Universo DC, y sin gastar un solo dólar en
efectos especiales.
Aunque los críticos
dicen que la cinta está sobrevalorada, no me parece así al ver la actuación de
Phoenix, que se mete de lleno, como nadie, en la historia de Arthur Fleck, un
payaso fallido, del que todos pasan y se burlan, que vive con su madre en la
decadente Gotham, ciudad que se va al garete por la delincuencia galopante que
sufre.
Fleck, que recibe una
paliza por parte de unos nenes, decide armarse mientras sigue con su profesión,
que le da más disgustos que otra cosa. Su madre, cada vez peor, física y
mentalmente, era antigua empleada de los Wayne, unos empresarios ricos,
volcados en su hijo Bruce, y cuyo padre de familia, Thomas, amenaza con
presentarse a alcalde de Gotham.
Para Fleck comenzará un doble
viaje, hacia el interior de su mente, cada vez más insana y traumatizada, por
culpa de la sociedad que lo rodea (y nadie como este actor para hacer de loco
de remate), y hacia el pasado, para investigar sus orígenes, y su conexión con
los Wayne…
En fin, no os cuento
nada más. A mi me ha gustado mucho la película, y desconozco si habrá una
segunda parte, pero lo que si es cierto es que el final lo insinúa, y que
cuenta una historia de un supervillano, desde su lado más humano. No está tan
mal como dice la crítica profesional, desde luego, y a los amantes de los
cómics les va a encantar porque hay muchos, pero que muchos guiños (Aparece Amusement que será la base secreta del Joker, las súper-ratas
de Ratcatcher, la presencia de Debra Kane que era/será la psicóloga de Bruce,
Arkham...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario