En mi búsqueda de libros interesantes,
relacionados con la filosofía de andar por casa, llegué, por las buenísimas
críticas a este “Pequeño tratado de las grandes virtudes (editado por Paidós,
en castellano, en 2005) de André Comte-Sponville (filósofo francés, racionalista y humanista). No encontré ni un solo “pero”
a este libro, y durante tres semanas me he enfrascado en sus páginas…
Y, la verdad sea dicha, me ha
defraudado mucho. Y, posiblemente, si buscas por internet, esta será la única
crítica negativa que vas a leer de esta obra, pero, de verdad… Desde “La
princesa prometida” creo que ningún libro me ha defraudado tanto, y se me
ha hecho taaaaan cuesta arriba. Tostonazo supremo.
En cualquier web leía lo que los
lectores habían disfrutado de este magnífico libro, un canto a las virtudes
como la fidelidad, la prudencia, la pureza, la humildad… A mí me ha parecido un
pozo personal, reflexivo, del autor, que se pierde por los Cerros de Úbeda,
mientras cita a Montaigne y a Epicuro, y en menor medida, a los estoicos, Kant,
Sócrates, Nietzsche…
… ¿Pequeño tratado?, ¿Pequeño
dices?, y te ríes tú. Trescientas páginas a un único espacio, escueto, donde el
final de página está más lejos que las costas de Noruega. Inabarcable, soporífero
a ratos, insondable en muchas de sus páginas… Lo siento, pero… No me ha
gustado.
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