“Fuego en el cielo” (1993) tiene
sus casi treinta años, pero yo no la había visto hasta ahora. La película se
toma muchas licencias sobre el libro en que está basada, de Travis Walton (un
leñador cuyo caso es archiconocido). Un tipo, que, junto a otros cuatro
testigos, aseguró ver un ovni suspendido en un bosque de Arizona. Los testigos
huyeron, menos Travis. La gente del pueblo típico americano de Snowflake estaban
divididos entre los que se creían la historia del ovni, y los que creían que
todo era un bulo para tapar un caso de asesinato. Los hechos están basados en noviembre
de 1975.
El principio de la película es
un tanto misterioso, pero después volvemos en el tiempo para conocer la
historia de los personajes, que viven (como digo), en el típico pueblo del
medio oeste americano: Sombreros vaqueros, primas buenorras con petos, Desdentado
Joe en la puerta de la tasca, población blanca un tanto bruta que no ha visto
un libro en su vida, country en la radio…
Tenemos al grupo de Travis
cargándose bosques centenarios, sus movidas entre ellos, la narrativa va del
presente al pasado, y viceversa. Y, a continuación, la historia de la
abducción por parte de los extraterrestres a Travis, que es un gilipollas, y
que se pone debajo del ovni para que se lo lleven. Uno de sus compañeros es
Henry Thomas, que protagonizó “ET. El extraterrestre”, que, en cuanto ve
aquello, se esconde detrás de los demás actores porque pasa del tema mucho,
pero que mucho… Y, que, de hecho, es el que se pone más nervioso del grupo.
Otro es el Terminator T-1000, Robert Patrick, metido a cortaleños.
Después tenemos unos cincuenta
minutos de metraje, donde no pasa nada, y el espectador se pregunta si el tema
del ovni es real o no, hasta que llega el tema del polígrafo.
El caso de Travis Walton es
muy conocido, como os decía, para los aficionados a este tema. Se ha escrito
mucho sobre él, se han hecho muchos programas, e incluso por YouTube podéis
encontrar entrevistas que le hicieron al tipo hace cuarenta años (y están
subtituladas al castellano). Lo que cuenta la película, de la abducción, no
tiene nada que ver con lo que contó, en su momento, Travis Walton, que llegó a
decir que había dos clases de seres en aquella nava, llena de salas: Los Grises
(de color blanquecino) a los que llegó a golpear, y unos con forma humana.
Travis Walton estuvo desaparecido cinco días. Superó las prueba del polígrafo en su momento, y en 1993, volvió a superarla. Hay mucha gente que cree que todo fue un fraude para ganar una pasta y repartírsela, pero lo cierto es que, él siguió trabajando en el aserradero de su pueblo. Ignoro si sigue vivo.
Es una película entretenida,
pero no para tirar cohetes. De hecho, a veces se te hace larga…
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