El 15 de abril de 2013, una
bomba cambió para siempre la vida de Jeff Bauman, que estaba entre el público
para ver a la chica que le gustaba. La bomba seccionó las dos piernas de Jeff.
Desde ese momento, la ciudad
de Boston le vio como un héroe, pero él comenzó a cambiar. Cambió su físico,
cambió su vida, defraudó a la chica a la que quería, y su familia (que parece
la típica familia británica que sólo sabe beber cervezas y comer hamburguesas) tampoco
ayudaba mucho que digamos (ya sé que son estadounidenses, pero es que son muy
típicos, tópicos) con su modo de vida, y de tomarse las cosas.
“Más fuerte que el destino”
(2017) es la película basada en aquel acontecimiento, en Jeff Bauman, y todo lo
que le pasó después. A mi no me ha llegado a emocionar mucho, pero me ha
parecido una cinta interesante. Hay un momento en que un actor secundario habla
de la conspiración de Boston, como un ataque de falsa bandera, algo que se ha
oído desde el principio, ya que los supuestos países, grupos terroristas
implicados, negaron desde un principio su implicación. Incluso alguno llegó a
condenarlo, creo recordar, pero yo no tengo una opinión definida al respecto.
Bauman cae en el alcoholismo y en la gilipollez extrema, lo cual le llevaría a
que su pareja le acabará dejando en 2016, tras dos años de matrimonio fallido y
una nena mediante.
Desconozco cómo le irá la vida
actualmente (algunas cosa se cuenta al finalizar la película). Sé que patrocinó la película junto a Jake Gyllenhaal, que aquí
hace un papelón y brilla como solo él sabe hacerlo cuando se lo propone.
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