“Cinco metros cuadrados”
(2011) es una película que ya tiene unos años, nacida a raíz de la burbuja
inmobiliaria que hizo que muchas personas se quedaran en la ruina, que gobiernos
rescataran bancos privados, y que, personas como yo, se quedaran en Paro (un
par de años) porque todo estaba entrelazado, y bien unido, y al caerse uno
cayeron los demás.
Hoy, que ya soy funcionario
docente, aún miro atrás y pienso que he tenido mucha suerte. Tuve mucha suerte.
Conocí personas que lo tuvieron que dejar todo, empezar de cero, estar de
prestado durante años, hipotecarse con bancos a un interés altísimo para toda
la vida… Y, aún hoy, cuando les hablo a mis somnolientos alumnos de esta crisis
inmobiliaria, que a ellos los pilló en pañales, me estremezco al recordar casos
y personas, muchos de ellos perdieron el sueño, sus propios sueños de futuro, y
otros acabaron empastillados.
La película trata sobre
una pareja, Álex y Virginia, que invierten todos sus ahorros y los de los
padres de Virginia, en un piso cerca del mar, con garaje y trastero, una
inversión para toda la vida. Compran sobre plano. Tienen planes para casarse.
Tienen trabajo, son felices, ¿Qué puede fallar?
Un buen día se encuentran
que las obras están paradas, que nadie sabe nada, que la inmobiliaria no les
coge el teléfono, que nadie responde, y que hay personas como ellos en su misma
situación. Su lucha en Tribunales les llevarán a pasar crisis económicas y
personales, a perder amigos, dinero… A la pura desesperación, ¿Y cuál es la solución
cuando nadie responde?
Grandes Tejero, Alterio y
Gutiérrez Caba en sus personajes. Me ha gustado mucho la cinta y no descarto
ponérsela a mis alumnos, un día de estos, para que me reflexionen, para que la
mastiquen, piensen, y crucen los dedos para que no se repita una de estas
crisis donde se hinchan los bolsillos cuatro listos, a costa de personas
humildes y trabajadoras, que se dejan el alma a diario, solo para poder vivir
dignamente.
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