Lo sé. Llego tarde a “La casa de papel” (2017), un año y medio largo, la serie de la que
todos hablan, y que es la admiración de grandes y pequeños: Críticos,
comentaristas de YouTube, periodistas, los tipos que toman café en la misma
tasca que tú, etc etc. Ha conseguido un saco de premios, y ciertamente, no me
extraña ni un pelo.
Ahora, que he tenido algo
de tiempo libre, entre gatos y lecturas varias, he podido tragarme la Primera
Temporada en cuatro días. Y la verdad sea dicha, me ha gustado mucho. Me ha
enganchado desde el primer episodio.
Supongo que ya la habrás
visto. Pero si aún no lo has hecho, en cuanto tengas un rato, te la recomiendo.
El argumento es muy bueno, es original, es algo intrincado, pero tiene gancho:
El atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, por un grupo de atracadores
(con monos rojos y caretas de Dalí), cuyos nombres corresponden a diferentes
ciudades. Cada uno de ellos tiene una “habilidad”, y están comandados por un
auténtico genio, “El profesor”, que lleva media vida planeando este atraco que
traspasará fronteras. El golpe se desarrolla en once días, con sesenta y siete
rehenes mediante, y varias subtramas que hacen que la serie sea más interesante
a cada episodio…
… Voy a por la Segunda
Temporada, aprovechando que es domingo…
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