En “Crónica de un asesino en
serie” (2003) vuelvo a sumergirme en el cine surcoreano que tantas buenas
películas me ha ofrecido en los últimos tiempos. Otra película que no conocía,
y que me ha gustado una barbaridad.
Los personajes están
interpretados de una manera sublime. Tanto es así, que, por algunos de ellos,
después de un poco más de dos horas, llegas a familiarizarte. Basada en un
hecho real, concretamente en una serie de violaciones y asesinatos cometidos en
1986, durante la Dictadura Militar del país, en una pequeña población de Corea
del Sur, donde dos detectives (uno local y otro enviado desde Seul)
investigarán el caso desde el principio.
A veces tendrán desavenencias,
se equivocarán en los sospechosos, perderán pruebas y se verán en callejones
sin salida… Es una película realista, alejada de esos filmes estadounidenses donde
todo es perfecto. Estos detectives son humanos, desconcertantes a ratos,
ingenuos, hasta cínicos y humorísticos. Son personas corrientes y eso hace que
la película, con una fantástica música, te enganche desde el principio.
El epilogo es de los que te
pone los puntos de punta. Se va cociendo a fuego lento, y cuando llegas al
final… ¡Oh!, resulta que, efectivamente, has visto una obra maestra. Sin lugar
a dudas, de lo más recomendable.
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