Antes de que Netflix se quite de encima “Jo Pil-Ho: El despertar de la
rabia” (o “De la Ira”, como se ha titulado en algunos países
hispano-americanos), hecho que al parecer quiere hacer en los próximos días,
película surcoreana de 2019… He decidido verla, en gran parte por la curiosidad
de haberme salido varias veces recomendada en la plataforma.
La película, que en su
título original es “Bad Police”, pero que en España se tradujo como le vino en
gana al tipo de turno, nos trae un thriller policiaco, con tintes del género
bastante clásicos, vistos ya en ocasiones anteriores, pero con un cierto toque
que tengo que reconocer que me ha gustado, sobre todo en la última parte de su
metraje y la manera de deshacer el nudo de toda la historia, y su manera de
cerrar subtramas.
En la narrativa tenemos a
Jo Pil-Ho, un policía corrupto que tiene a asuntos internos detrás de él, y
caracterizado por tener un carácter ciertamente difícil. Está metido en
pequeños trapicheos, y se une a un joven para robar a medias en cajeros en un
primer momento, y posteriormente en un almacén de la policía que sabe que no
está vigilado, gracias, en gran parte, al control que lleva a través de la
radio.
El problema está cuando su
joven aliado se mete en el almacén, y mientras él vigila, explota con el chico
dentro.
Asuntos internos vuelve a
presionarlo, pero a través de la fiscalía, que lo exonera de cualquier
responsabilidad, se entera de que tras la explosión hay algo más oscuro y
retorcido, que podría hacer tambalearse al propio país: Una conspiración en la
que está envuelta una de las mayores corporaciones empresariales del país.
El joven fallecido en el
almacén, que resultó asesinado antes de la explosión, mandó un vídeo a dos
personas, al propio Jo Pil-Ho, y a Mina, su exnovia, una joven adolescente,
también con un carácter difícil y que puede ser vital para destapar toda la trama,
y a la que deberá aliarse poniendo en peligro sus vidas para descubrir toda la
verdad del caso, en la que, como os digo, hay gente muy importante metida en el
ajo…
El final, me ha parecido
muy bueno, y hay una frase que me ha gustado mucho que se dice casi al final
que resume muy bien parte de la narrativa: “Ninguna vida vale 78 centavos en
este planeta, ¿entendido?”.
En definitiva: Película de dos horitas, que comienza con cierto ritmo, y después decae algo por la mitad (aquí es donde yo cortaría mi media hora habitual), y que retoma con unos quince, veinte últimos minutos que me han gustado y enganchado mucho. No es una película, quizás, ciertamente original, ni para tirar cohetes, pero no sé… Tiene algo… Y por ello le doy un 5,5, y ya puede hacer Netflix con ella lo que quiera.
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