“60 Minutos” (Netflix, 2024), película de acción
alemana que ha llegado hace unos días, finales de enero de 2024 a la plataforma
Netflix en España, y que no nos trae una historia muy original, más allá quizás
del contexto, del escenario de las Artes Marciales Mixtas, pero con una
narrativa detrás que ya hemos visto antes, muchas veces diría, en distintos
formatos (y se me viene a la cabeza, entre otras, “The Warriors” de 1979 o la
más reciente, comentada en el blog y en el canal, la saudí “En el Desierto” de
2023, que también tenéis en Netflix, de momento), y que comparten con esta,
desarrollo y resultado.
Hablando de narrativa… En “60 Minutos”, nuestro
protagonista, Octavio, es un joven luchador de Artes Marciales Mixtas que tiene
un combate preparado el mismo día que debería presentarse en el cumpleaños de
su hija, que reside con su exmujer, con un gato que debe recoger de una
protectora, el gato Cebolla, y una tarta. El plan es perfecto: Me doy de
hostias con un tipo del Campeonato, le gano, y me voy al cumpleaños de mi hija
con la cara y el cuerpo hecho trizas. Todo muy normal.
La llamada de su exmujer, justo cuando iba a entrar
en el ring, amenazando con quedarse con la custodia de la nena si no se
presenta allí en una hora, no solo le perturba, sino que le hace cambiar de
planes. Se le cambia el chip y en lo único en que piensa es ir a por el gato,
la tarta y presentarse en el cumpleaños de la nena. Desde ese momento, aparece
un reloj con la marcha atrás, y un mapa de videojuego, al estilo “Final Fight”
o “Street of Rage”, que aparecerán de vez en cuando, cada vez que haya un cambio
de escenario: Las Calles, El Gimnasio, El Metro, La Discoteca…
La historia me ha recordado, como ya sospecharéis,
a los videojuegos clásicos de “Yo contra el Barrio”, en una historia que mezcla
GTA, San Andreas, Street Fighter, Final Fight, Final Vendetta, Street of Rage,
Doble Dragón y varios videojuegos más por el estilo.
Octavio comienza a ser perseguido desde el primer
minuto por toda una troupe de esbirros, y algunos jefes relacionados con la
pelea que iba a disputar, pues su combate resulta que estaba amañado, y hay
muchos intereses económicos en juego, y el que haya salido por patas en busca
de su hijita, ha desbaratado más de un malvado plan.
Las llamadas y mensajes de teléfono se ven
intercaladas con las luchas callejeras según va pasando por zonas, barrios o
escenarios, como os digo, muy al estilo arcade, echándose en falta que vaya
pillando pizzas o pollos escondidos en barriles callejeros con los que ir
recargando las pilas. Según va avanzando, se va enterando de distintas cosas
relacionadas con él, con las peleas, con sus compañeros (con traiciones
incluidas, luchas cooperativas a ratos) y descubre el entramado que tenía
tejido a su alrededor…
En definitiva: Entretenida película de “Yo contra
el Barrio”, con todos los topicazos del género de hostias y personajes más
planos que la encimera de tu cocina. Tenemos peleas con esbirros, jefecillos de
zona, música beat y un reloj que no me cuadra: La hora, los sesenta minutos, se
me han hecho una tarde entera y media noche en el lote, pero con el final
esperado, a pesar de que el Jefe final es bastante duro para no tener ni media
guantà… Si al menos hubiera tenido una ametralladora y lanzara granadas, digo
yo, pero ni eso…
Por predecible, le doy un 4,5 de nota, pero si te pilla con la tarde tonta, quizás puedas subirle al 5, más que nada, por el papel que juega el gato en toda esta historia. La dejo a vuestra entera elección.
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