Mis Redes Sociales

Mis Redes Sociales.
Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en TikTok  Sígueme en Twitter

sábado, 30 de diciembre de 2023

Down with the King (Netflix, 2021)

 

“Down with the King” (Netflix, 2021), es una película estadounidense que me he encontrado como “Recién llegada” a la plataforma Netflix España, y que me ha llamado la atención por no haber sido traducido su título, algo que no suele ser habitual en nuestro país, y por ser el título de una canción de los RUN DMC, grupo rapero del que tuve un vinilo durante los años noventa con idéntico título. Después, cuando comienzas a ver la película, entiendes el detalle.


En la narrativa: Un rapero que está pasando una crisis existencial, vital y de falta de inspiración, de tres pares de narices, se traslada a un ambiente rural, en mitad de un bosque de Massachusetts, para lograr encontrar la inspiración que parece habérsele ido, una nueva motivación, una musa musical que le dé un aire nuevo, mientras nota que algo está cambiando dentro de él.


La situación quizás no sea muy original, porque este tipo de reinicios o nuevos comienzos vitales, ya los hemos visto en otras películas… Un rapero en una casa alquilada en mitad de un bosque, un pingüino en mi ascensor o un tuareg de turismo por Nueva York es el choque de dos elementos que en teoría no deberían cuadrar, y se juega a ese descuadre durante toda la historia. El rollo es ese.


Y quizás, para pasar por dicha situación no hace falta ser famoso, rapero o los Rolling Stones, un reinicio como el de la película lo puede necesitar cualquiera, sin necesidad de muchas explicaciones, y el espectador puede encontrar cierta conexión o empatía en ese aspecto.


La hora y cuarenta minutos de película se me hacen excesivas en un metraje donde realmente no sucede nada interesante hasta quizás el final. El protagonista descuartiza cerdos con un granjero local setentero interesado por el rap, da paseos, caza mofetas y recibe visitas de amigos, familiares y allegados que no comparten su decisión por irse a inspirar en mitad de la nada, pero sin demasiados sustos más allá que beneficiarse a una chica local que conoce en la ferretería del pueblo. Por lo que llegas a la conclusión de que mi premisa de que a toda película le sobra media hora, aquí cobra más fuerza y razón de ser que nunca.


Le sobran secuencias del lugar, de la naturaleza, planos largos donde no pasa absolutamente nada más allá de la mirada bovina ante el entorno… Ya tenemos claro cuál es el escenario como para recrearse tanto, y al final concluyes que estamos ante otra cinta independiente más, que por mucho que se haya estrenado en no sé qué festivales internacionales de cine, con algún premio incluido, puede llegar a tener el poder de dormir a las moscas en vuelo, con algunas situaciones tan teatrales, que no llegar a ser creíbles, como el uso del insulto cada dos por tres para cualquier cosa o situación, por poneros otro ejemplo: Hay una escena en la que nuestro protagonista, enamorado del bucólico mundo rural, decide dejar vía Twitter su carrera musical, y su manager se presenta en la granja, discuten y el rapero le simula una pistola con dos dedos de la mano en las sienes… No sé, cosas por el estilo, diálogos de besugos, típicos, por cierto, del género, en las que uno comienza una frase casi repitiendo la última palabra que le ha dicho su interlocutor, en situaciones casi dadaístas.


El final te deja un tanto seco. El tipo descubre que su vida no le gusta, corta en pleno concierto, y se vuelve a su bucólica casa alquilada en mitad del bosque. Total, hay un momento en que le confiesa a su manager que es asquerosamente rico. Solo, rodeado de sus cosas, pero con el único interés de cazar una mofeta, que merodea la propiedad, para después dejarla libre en mitad de la naturaleza… Debe tener un significado profundo, muy profundo, pero no seré yo quien lo analice…


Esta es la clase de películas que dejo a vuestra entera elección. Yo no le doy más de un cuatro de nota. Si la llego a ver en pantalla grande, después de haberme gastado 20 euros en la entrada, el café, las palomitas (que son mis mortales enemigas), y el refresco, os garantizo que arde el cine hasta los cimientos.

No hay comentarios: