“Dejar el Mundo Atrás” (Netflix, 2023) es una
película estadounidense que se presentó hace unos pocos días en la parrilla de
Netflix España, y enseguida, debido en gran parte a toda la promoción que
traía, se ha colado entre las películas más vistas de nuestro país.
El plantel de actores
también ha ayudado, bastante, hay que decirlo, y es que tenemos a Julia
Roberts, Ethan Hawke y al ganador de dos Oscars, Mahershala Ali, junto a los
diez minutos de metraje de Kevin Bacon, un equipo que interpreta muy bien sus
papeles en una trama apocalíptica, que podría ser el inicio de un “Mad Max”, y
que a veces, parece que estamos más cerca de que se cumpla de lo que creemos.
No es fanatismo, es la Teoría de Olduvai.
En la narrativa tenemos a
Amanda y Clay, que se alquilan una casa en Long Island junto a sus hijos, para
tomarse unas vacaciones. Al par de días, se presentan allí George y Ruth, padre
e hija respectivamente, dueños de la casa alquilada, que le informan de un gran
apagón que ha sucedido. Vienen huyendo de algo, pero todos desconfían entre sí.
Pronto, comenzarán a ver hechos que están fuera de lo normal, como la caída de
aviones, Teslas que se chocan unos con otros, petroleros que pierden el rumbo y
se encallan en playas, y animales con extraños comportamientos, aparte de
extraños pitidos…
Poco a poco comienzan a
darse cuenta que el caos ha comenzado y es el “Sálvese quien pueda” en el país
de los individualistas, mientras que hay sentimientos entre ellos, y eso que
llevan poco tiempo, que parecen aflorar. Uno por parte de Ruth hacia Clay, y de
manera paralela por parte de George hacia la odiadora de personas, Amanda.
Los nenes de Clay y Amanda,
quizás no aporten tanto a la narrativa en mi opinión, aunque la nena, Rose,
tiene su punto por saber como acaba la serie “Friends”, y quiere ver el último
episodio, añadiendo la parte surrealista o “No quiero realmente ver lo que
sucede, y quiero seguir a lo mío”, de la película.
En definitiva: Película
basada en un libro de Rumaan Alman, que no creo que lea. Tiene una intro que,
seguro que gustará a Tarantino, con créditos vintage y música al caso. De sus
dos horas y diez minutos, le sobra perfectamente su media hora larga de rigor
para contarte lo mismo. Curioso cómo hay momentos en los que parece que están
estancados y la trama no parece avanzar, por lo que puede llegar a aburrirte a
ratos.
La historia es una inquietante visión de lo que
podría venir, más para una sociedad que está muy enganchada a las redes
sociales, a la tecnología, y a la electricidad y a todo lo último de lo último.
Conecta con la idea que dijo cierta política española hace unos meses, que
hablaba de élites que se escapaban en cohetes espaciales, y que reí como una
divertida ocurrencia.
La moraleja que yo he sacado es que hay que
comprarse algunas hectáreas de tierra en mi Extremadura, con un pozo al ser
posible, e invertir en el sector primario y la autarquía por si acaso, en los
próximos años…
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