En el año 2000, una película hecha en stop motion,
“Chicken Run: Evasión en la Granja”, lo petó de calle llevándose en la taquilla
más de 225 millones de dólares, partiendo de una inversión de unos 45 millones,
convirtiéndose así en la película de stop motion más taquillera de la historia
hasta el momento. Sus creadores no eran unos desconocidos, los estudios
británicos Aardman Animations llevan más de treinta años sacando películas y
cortos de animación, y coleccionando diversos premios, entre los que destaca
algún Óscar a Mejor Película de Animación y algunos premios Bafta entre otros,
y en donde destacan, en su extensa producción, toda la serie alrededor de dos
icónicos personajes, “Wallace y Gromit”, que se hicieron mundialmente conocidos
por la película “La Maldición de las Verduras”, y que trajeron, aparte de la
película, una buena tanda de videojuegos.
Un éxito, como os digo, como “Chicken Run: Evasión
en la Granja”, tenía que tener una secuela, y de hecho así se anunció en su
día, en 2018… Este diciembre de 2023 hemos podido, por fin, 23 años después, disfrutar
de dicha secuela en Netflix, cuyo título es “Chicken Run: El Amanecer de los
Nuggets”.
Si en aquella primera ocasión, “Chicken Run” nos
presentaba en su narrativa una granja inglesa de los años cincuenta, que no
tenía mucho que envidiar a Auschwitz y con claras referencias cinematográficas
a “La Gran Evasión”, peliculón de 1963 de John Sturges que debéis ver si no lo
habéis hecho ya, ahora nos encontramos un escenario más acorde con el siglo en
el que vivimos.
En esta ocasión, vemos como nuestras valientes
gallinas consiguieron crear, en una isla fluvial, un pequeño paraíso donde
vivir tranquilas. Nuestros protagonistas, Rocky y Ginger, han sido padres de
una jovencita, Molly, que pronto se interesa por el mundo exterior y todo lo
que el mundo pueda llegar a ofrecerle.
De manera paralela, los humanos han creado una
fábrica de Nuggets al otro lado de la orilla, no muy lejos del paraíso
gallináceo que intenta pasar desapercibido. A pesar de los intentos de sus
padres, Molly escapa y acaba internada en esta fábrica de Nuggets, que los
pollos creen otra cosa muy distinta.
A partir de aquí, Rocky-Ginger y el resto de la
mítica banda de la primera película, harán todo lo posible por meterse en la
fábrica y rescatar, no solo a Molly, sino al resto de pollos y gallinas que
esperan, felices, la hora en la que se conviertan en Nuggets… Lo que no saben,
ni esperan, es quien está detrás de todo el nuevo tinglado que incluye vallas
eléctricas, robots, patos con láser, humanos algo estúpidos y un científico
loco… Una antigua enemiga, a la que conocen muy bien.
Magistralmente realizada, entretenida a rabiar y con una nueva historia para todos los públicos, los pollos y las gallinas de “Chicken Run”, en mi opinión, lo han vuelto a hacer… Han conseguido entretenerme en una secuela que llega con 23 años de retraso, una historia previsible y sin muchas sorpresas, pero que se deja ver y se disfruta en familia, que es lo que he hecho yo… Su metraje es de una hora y cuarenta minutos, pero lo he llevado bien, en esta ocasión, y no me quejaré en esta ocasión. De nota le doy un seis.
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