“Las aventuras de Tom Sawyer” de Mark Twain (Norma, 2018) en su colección “Clásicos Manga”, es el tercer tomo que me leo de esta interesante serie, después de “Drácula” (bastante bien adaptado) e “Historias de Edgar Allan Poe” (regular, al participar varios dibujantes).
En esta ocasión, el dibujante es un mangaka llamado Kuma Chan, que no conocía hasta ahora, que hace un buen trabajo con el dibujo, muy clásico, sin complicarse, y sin nada reseñable. Tal vez, que equivoque (en indumentaria) a un personaje español (en realidad Joe “El indio”) con un mexicano al que recrea con el típico gorro de ala anchísima, pero que hace realmente un buen trabajo.
Igualmente, la adaptación, que corre a cargo de Crystal “Silvermoon” Chan, me ha parecido muy trabajada, ya que adaptar este clásico de Twain al manga tiene algunos inconvenientes, como bien explica en las páginas finales del cómic, donde aparte de bocetos de personajes, tenemos explicaciones sobre el guion y algunas cosas “culturales” que le han chocado al mangaka Kuma, que han cambiado en estos últimos doscientos años, y que él resume en unas pocas viñetas ciertamente divertidas.
La historia de Tom Sawyer yo
creo que es conocida. Tuve la suerte de leerme el clásico en mi preadolescencia
(hace cuarenta años), y de poder disfrutar de una serie de dibujos animados
(creo que japonesa) a comienzos de los años ochenta.
Un joven que vive en una pequeña población (aprox. 1840-1850, en Misuri), en casa de una tía suya, viviendo aventuras por doquier, pescando y haciendo travesuras, mientras evita en lo que puede las clases que solían ser un suplicio para él, ya que el maestro le solía cascar de lo lindo), y en compañía de su amigo, el joven vagabundo, Huckleberry Finn, que protagoniza, de hecho, la segunda parte de las aventuras. Ya que Twain, al final del libro, concluyó que había comenzado a narrar la historia de un niño, y de seguir, hubiera acabado narrando las de un ya adulto Tom Sawyer… (no en vano, Sawyer es muy enamoradizo y primerizo en cuestiones amorosas, comparado con los otros chicos de su edad).
Divertido, lleno de
aventuras, con el esclavismo y el retrato de la sociedad estadounidense muy
presente, este manga se adapta bastante bien, muy decentemente, al libro
original. Son poco más de trescientas páginas en las que se va de aventura en
aventura, entrelazándose en el final las principales, y dejando alguna un tanto
coja (aunque eso no influye en su lectura final). La continuación de este cómic
es “Las aventuras de Huckleberry Finn”, que también está editado en “Clásicos
Manga”, y que es el broche de oro a las aventuras de estos dos amigos.
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