La verdad es que después
de releerme “V
de Vendetta” hace unos días, me quedé con las ganas de leerme otro
clasicazo, que siempre me ha gustado por su dibujo y por su historia, aunque
haya cosas en el guion que me hayan chirriado siempre, y el final me dejara
siempre con el gesto un tanto torcido. Satisfecho, siempre, por supuesto, pero
con el “pero” en la mente.
El clásico del cómic al
que me refiero es “Watchmen” (ECC, 2015) de Alan Moore (guion), Dave Gibbons
(dibujo) y John Higgins (color). Me lo leí también hace mucho tiempo, ¿Veinte,
veinticinco años?, pero no lo tuve hasta 2015 en que salió la edición de lujo,
con portada y contraportada amarillas y en relieve, y con el plástico del Dr.
Manhattan como protector exterior. Después de hacerme con él, me lo releí
varias veces (esta creo que es mi cuarta vez), pero nunca me había dado por
dedicarle una entrada en el blog, al igual que me pasaba con “V de Vendetta”,
porque el cómic es tan global, con tantísimas referencias de todo tipo, que en
las escuetas entradas a las que suelo dedicarles a los cómics, no podría hablar
de todo lo que refleja esta obra. Es curioso, pero me suele suceder con mucho
del material de Alan Moore, que, tiene cosas requetebuenas, pero ¡Ojo! También tiene
más de una cagada espectacular (y es mi opinión, sin entrar a polemizar).
“Watchmen” nos transporta
a una distopia, o a una realidad paralela, donde existen los superhéroes. En
algunos casos son tipos normales, con una simple máscara, y en otros son tipos
capaz de destruir universos enteros. Los villanos mencionados no tienen
poderes, y suelen ser tipos normales y corrientes. Aparecen en la década de los
cuarenta con fuerza, para luchar contra criminales, y se van haciendo famosos
algunos de ellos. Tanto, que forman grupos para luchar contra el crimen.
Algunos llegan a viejos y
se retiran, y otros caen en combate, en la locura o en el olvido.
Uno de los más famosos en
activo, El Comediante, ha sido asesinado. Estamos en la década de los ochenta.
Nixon es presidente. Ronald Reagan no lo ha sido. La Guerra de Vietnam la
ganaron los yanquis. Una realidad alternativa, como os digo. Y un anti-héroe,
Rorschach, investiga el caso, que empieza a convertirse en el asesinato de antiguos
héroes y enmascarados. Rorschach no tiene poderes, solo una gabardina, y una
capucha hecha con una tela, donde las manchas se mueven, desechada de lo que
iba a ser un vestido de mujer. Pero el tipo tiene un diario, puños, y sabe
sacar información. Pronto, otro antiguo héroe, Búho Nocturno II, una especie de
Batman de 2ª División, se le une en el caso.
Mientras, hay otras
subtramas. Los problemas del Dr. Manhattan, un antiguo humano, que, por culpa
de un accidente, se transformó en un ser superior, con increíbles poderes, para
comprender el amor, la humanidad, los sentimientos… La lectura de un cómic de
piratas por parte de un chaval, historia que transcurre en paralelo, o la de
una taxista lesbiana con su pareja, o la de un vendedor de prensa que ve como
transcurre la vida a su alrededor, mientras el planeta parece ir de cabeza a
una guerra nuclear…
El cómic, además, tiene múltiples
referencias a la cultura pop, a la musical, a citas literarias y hasta bíblicas.
Es tocho, que, cada vez que me lo leo, me sorprende con algún detalle que se me
había escapado, o que no entendí del todo en la lectura anterior, y por ello,
me gusta releerlo, de vez en cuando, y volver, cada cierto tiempo, a “Watchmen”.
Si eres de los que aún no lo ha disfrutado, no lo dejes pasar. No os cuento
nada más. Le debía una entrada, aunque fuese escueta.
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