sábado, 21 de septiembre de 2019

Los Combates Cotidianos (Norma, 2003-2008) Manu Larcenet



        La verdad es que llevaba años, muchos ya, leyendo críticas realmente buenas sobre “Los combates cotidianos” (Norma, 2003-2008) de Manu Larcenet. Un cómic, o más bien, cuatro cómics editados durante cinco años, y que yo he comprado de manera integral (va por su cuarta edición en castellano), y cuyo primer volumen se llevó el Premio al Mejor Álbum Angoulême (2004).

        En este cómic nos encontramos a Marco. Un joven fotógrafo autónomo francés, que triunfa con sus fotos sobre Uganda. Un día, Marco, que sufre ataques inesperados de ansiedad, y que visita regularmente a un psicoanalista que no le hace ni caso, decide dejar el trabajo. No hacer nada. Ello le llevará a su antiguo hogar (después de varios años sin aparecer), a ver como su padre, antiguo combatiente de la Guerra de Argelia y jubilado en unos astilleros, y su madre, llevan su vejez anodina.

        Igualmente, comenzará a comprobar cómo todo cambia a su alrededor. Su hermano se hace padre. Un viejo al que estima, resulta que era un cruel torturador militar. Y la veterinaria a la que lleva su gato malherido es una posible pareja…

        A lo largo de 244 páginas vemos a Marco enfrentarse a lo que, todos y todas, nos enfrentamos a diario: Combates cotidianos, que nos encontramos según vamos viviendo. Algunas veces ganamos, otras no. Pequeños combates que cambian las vidas de las personas: El trabajo o la falta del mismo, la paternidad, la vejez y la muerte, la amistad…




        Es un cómic íntimo, un cómic que evoca, desde luego, un tema interesante, como es el cierre de astilleros franceses (que ya vivimos en España en los ochenta, con la reconversión industrial), y la manera que tiene, al fin y al cabo, de afrontar, cada uno, la vida. Os lo recomiendo. Es una gozada.

        P.D: Atención Spoiler: Hay una cosa que me ha quedado un tanto “chof”. En los primeros volúmenes, el hermano de Marco, su mujer y su hija, son protagonistas muy recurrentes, pero en los volúmenes tercero y cuarto, simplemente desaparecen. Una pena.

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