La verdad es que llevaba
años, muchos ya, leyendo críticas realmente buenas sobre “Los combates
cotidianos” (Norma, 2003-2008) de Manu Larcenet. Un cómic, o más bien, cuatro
cómics editados durante cinco años, y que yo he comprado de manera integral (va
por su cuarta edición en castellano), y cuyo primer volumen se llevó el Premio
al Mejor Álbum Angoulême (2004).
En este cómic nos
encontramos a Marco. Un joven fotógrafo autónomo francés, que triunfa con sus
fotos sobre Uganda. Un día, Marco, que sufre ataques inesperados de ansiedad, y
que visita regularmente a un psicoanalista que no le hace ni caso, decide dejar
el trabajo. No hacer nada. Ello le llevará a su antiguo hogar (después de
varios años sin aparecer), a ver como su padre, antiguo combatiente de la
Guerra de Argelia y jubilado en unos astilleros, y su madre, llevan su vejez
anodina.
Igualmente, comenzará a
comprobar cómo todo cambia a su alrededor. Su hermano se hace padre. Un viejo
al que estima, resulta que era un cruel torturador militar. Y la veterinaria a
la que lleva su gato malherido es una posible pareja…
A lo largo de 244
páginas vemos a Marco enfrentarse a lo que, todos y todas, nos enfrentamos a
diario: Combates cotidianos, que nos encontramos según vamos viviendo. Algunas
veces ganamos, otras no. Pequeños combates que cambian las vidas de las
personas: El trabajo o la falta del mismo, la paternidad, la vejez y la muerte,
la amistad…
Es un cómic íntimo, un
cómic que evoca, desde luego, un tema interesante, como es el cierre de
astilleros franceses (que ya vivimos en España en los ochenta, con la
reconversión industrial), y la manera que tiene, al fin y al cabo, de afrontar,
cada uno, la vida. Os lo recomiendo. Es una gozada.
P.D: Atención Spoiler: Hay una cosa que me
ha quedado un tanto “chof”. En los primeros volúmenes, el hermano de Marco, su
mujer y su hija, son protagonistas muy recurrentes, pero en los volúmenes tercero
y cuarto, simplemente desaparecen. Una pena.
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