Fuimos a ver “El Rey
León” (2019), en sesión matinal, a sabiendas de lo que íbamos a ver. Y digo
bien, porque sabía de antemano que la película digitalizada que hemos visto
era, y es, exactamente, casi copiada, de la de 1994. Misma historia, misma
situación, mismos personajes y canciones, pero sin el doblaje de Constantino Romero
(Q.E.D). Pero, Ojo, está muy bien. Merece la pena, en mi opinión, disfrutar de
un chute de ordenador del bueno.
La película merece la
pena irla a ver, como es mi caso, con nenes pequeños. La historia ya la
conocemos. Reino de la sabana, gobernado por Mufasa, Rey león bueno, que tiene
un hijo, Simba. Scar, su tío, derroca a Mufasa (lo mata, vamos), y Simba,
apenas un cachorro, tiene que exiliarse con dos epicúreos (Hakkuna matata
resume su filosofía), Pumba y Timón, que lo toman a su cargo, y lo convierten
en un estoico al cabo de unos años comiendo bichos y cosas alucinógenas, a las
que también es adicto cierto mandril que anda por allí con un “cayao”.
Con el tiempo, Simba se
hace un señor león. Mientras canta los temazos del momento, “Da cera, pule cera”,
y eso le fortalece. Una novia de la infancia (cualquiera le dice que no, iba
para monje) le convence para que vuelva a su Reino, que está hecho unos zorros
(o unas hienas), y que restaure el equilibrio natural de las cosas, ante de que
se proclame una República y se acabe la Monarquía para siempre.
Simba vuelve, con un reducido
comando, a dar un golpe de estado a su malvado tío, y de paso, quemar la mitad
de la sabana por si hay que edificar, o reurbanizar, algo en un futuro no muy
lejano. El mandril loco y drogata les da poderes a todos: Tú la leona, tú el
guarro, tú pájaro loco, suricato postrero y tú el carroñero de bichos.
Hay una batalla final,
en la que Scar pasa a la historia, y Simba se proclama nuevo rey, trayendo de
nuevo la paz y el equilibrio natural. Meten al Reino en la OTAN, y lo celebran comiéndose al mandril, al
pájaro, al guarro y al suricato. Fin.
Preguntada mi hija qué
tal le pareció. Ella entusiasmada contesta que le ha encantado. Ha aprendido
una valiosa lección: “Véngate. Tarda lo que tengas que tardar, pero no dejes de
vengarte”. Tiene seis años. Lo ha pillado al vuelo. De eso trata, amigos míos, “El
Rey León”.
1 comentario:
Desde que vuelve al reino la cosa se pone espectacular. Seguro que le dedican dos documentales de la 2 y un especial de la Sexta.
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