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domingo, 14 de julio de 2019

De vuelta al Patio-Lavadero.







             Un año más nos hemos ido, en primer lugar, de vacaciones a Matalascañas, donde ya somos más conocidos que “El Tato”. En el Hotel “Dunas de Doñana”, hotel familiar y muy bien avenido, nos hemos quedado a pasar unos días. Tranquilito, limpio, cerca de la playa, con cafetería, piscina, una pequeña tienda y actividades para los niños… La verdad es que te hacen sentir como en casa, y yo disfruto mucho cuando estoy allí. Está cerca de “Caño Guerrero” que es la zona donde pasean las familias con los nenes por la noche: Tenderete de libros, El tren de la bruja, Castillos inflables, casetas con artesanía… Yo me entretengo mucho. Eso sí, presumen de Campo de Golf, pero a mí no acaba de convencerme dicho Campo de Golf, lo veo un tanto… Zarrapastroso… Pero el Hotel, muy recomendable.

           La playa, limpia, tranquilita como digo, con muchas algas en el agua, pero sin medusas. Una de mis actividades diarias ha sido hacerme seis kilómetros andando playa arriba y abajo. El agua caliente y el tiempo, más o menos, ha acompañado.

De vuelta, nos hemos pasado por “Mundo Park”, que está entre Las Pajanosas y Guillena (Sevilla), y que es un Centro de Recuperación de animales. Para llegar al lugar, tienes que pasar por Las Pajanosas (no hay tráfico ninguno y se llega bien), viniendo por la Autovía de la Plata (está a pocos kilómetros de Sevilla). El lugar está dirigido por Juan Luís Malpartida, y su equipo, que, en mi opinión, hacen una gran labor cuidando de animales que han sido abandonados, atropellados, requisados … O que, simplemente, merecen otra oportunidad en la vida, porque, muchos de ellos, han tenido una muy mala suerte en la vida.

            En mi estancia allí, pude comprobar, aparte del cariño con el que cuidan a los animales, que “Mundo Park” sobrevive gracias a la venta de entradas y las donaciones de los socios, y que no tiene ninguna ayuda administrativa. A mi me han ganado: Tienen restaurante, aula de naturaleza, veterinario, áreas de descanso (un poco descuidadas) y W.C… Ahora, dentro de lo “malo”: Destacar que llegar hasta allí, sino tienes un buen navegador, no es fácil. Solo hay un cartel descolorido en la autovía, cuando vas de Sevilla a Mérida, y en Las Pajanosas no hay carteles informativos para llegar. Me llamó mucho la atención de que haya 1.200 gallos (sueltos) viviendo allí, pero después llegué a la conclusión de que no hay insectos que molesten a los visitantes, y, posiblemente, sea gracias a los gallos y pavos reales, que también hay unos 500 más o menos, así que esto no lo considero “malo”. Hay zonas en el Parque que parecen abandonadas, como si hubieran vivido hace muchos años, mejores tiempos, pero eso no desmerece, para nada, la visita. Y, vi alguna rata merodeando por allí en busca de comida, pero es normal, si estás en medio de una dehesa, aparte de que las ratas no se acercan a los humanos, y, en ningún momento me sentí intimidado o molesto (y siempre puedes pensar que están allí recuperándose de algún trauma). La entrada es: 15 leuros adultos, 10 leuros los nenes. Yo los he pagado gustoso, ya que he visto que se invierten en el bienestar de los animales.

           De vuelta a casa: Parada obligatoria en “La Leo”, en Monesterio (Badajoz): Comida barata en su self-service, aparcamiento por un tubo, tiendas… Y, ya en casa, planeando nuevas salidas.

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