Me extrañaba, desde hace
algún tiempo, que nadie se apuntara a la estela larga y luminosa, que, desde
hace unos años, van dejando las diferentes temporadas (dos) de la serie “Stranger
Things” (enlaces aquí,
y también aquí),
cuya tercera temporada está prevista que arranque para el 4 de julio (2019).
“Verano del 84” (2018) sigue
esa línea, tan ochentera, de niños preadolescentes, que tienen una pandilla que
suele filosofar sobre “Star wars”, cómics, aliens… Suelen ser chicos a los que
se les une una chica que vuelve especialmente loco a uno de los integrantes del
grupo. Las referencias ochenteras, desde las bicicletas Monty hasta las
recreativas, o las boleras, suelen estar muy presentes, junto a las enciclopedias,
los muñequitos y la falta de internet. Películas con estas características preliminares
tenemos un buen saco, lo sé, desde “Los Goonies” hasta “Súper 8”… Con este
escenario… Se meten, en pleno verano a detectives, a investigar casos y ver
conspiraciones por todas partes.
En esta ocasión, Davey,
un chico muy enganchado al rollo ovni y paranormal, comienza a sospechar de un policía
de su barrio residencial, creyendo que es el asesino en serie que está
sembrando el terror desde hace una temporada. Tenemos al gordito (cuya madre
trabaja 56 horas al día), al cultureta de gafas como puños, al macarra (“El
club de los cinco” marcó), y, al propio Davey, que es el líder del grupo de
amigos… La historia es muy típica, hasta que, en un punto de inflexión, la cosa
gira completamente, y se convierte en una película brutal, oscura y “real”,
mucho más real que “Stranger Things”… La música, electrónica, parece estar
hecha con un Pt-10 de principios de los ochenta, lo cual parece pegarle
bastante bien.
El final es de los que
te deja con el “culo torcioh”. Os la recomiendo, ya me contaréis que os ha
parecido.
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