Durante el inicio del este
curso 2018-2019, una de mis propuestas era ir a ver esta película al cine
Conquistadores de Badajoz. Pretendía llevarme a los Cuartos y a los Primeros de
Bachillerato. Pocas veces tienes la oportunidad de llevarte al cine a los
alumnos, a ver una película histórica, basada en un hecho real, que tiene
publicado libros y cómics (yo tengo el cómic pendiente de su lectura aún) …
Pues bien, no hubo narices de hacerse con una copia para ser proyectada en el
cine, y no tengo claro si ha llegado a proyectarse en algún cine de
Extremadura. Lo cual, es una verdadera pena.
Hoy he tenido la oportunidad
de verla, después de varios meses de haberlo intentado en pantalla grande. La
película se presenta con muchas ganas, pero la producción se les queda corta en
cuanto a presupuesto. Decorados de cartón-piedra, escenarios muy limpios, malos
efectos especiales (hay una escena de un coche en movimiento enfocada desde
dentro, ufff), escenas que se repiten y que rozan la teatralidad… Ahora, ¿Eso
significa que sea una mala película? Pues no. No me lo ha parecido. Sobre todo,
si te tomas lo que estas viendo como un homenaje a aquellos más de 7000
españoles, apátridas gracias a Serrano Suñer, que pasaron por aquel campo
infame, donde casi todos encontraron el infierno y la muerte, aparte de los
maltratos continuos y la inhumanidad, siempre presente.
La historia, para mí, es la de
unos héroes, la de aquellos españoles que merecen no ser olvidados, ni ellos,
ni su terrible historia en su paso por los campos de concentración. Francisco
(o Francesc) Boix Campos (1920-1951), era un joven republicano, exiliado en
Francia, que pronto pasó por los campos de refugiados, y por la resistencia francesa,
para acabar internado en el campo de concentración de Mauthausen. Una vez allí,
hijo de un sastre, declara que su profesión es la de fotógrafo, y eso, en parte
le salva la vida, ya que se pasó la guerra en un laboratorio fotográfico,
ocultando negativos que incriminarán en el futuro Juicio de Núremberg, a los
jerarcas nazis que le habían pedido, a la par, que destruyera todos los
negativos y pruebas que pudieran, precisamente, incriminarles. ¿Fue real o
histórica la insubordinación de Boix y su posterior tortura en el campo?, no he
encontrado nada de ello por las redes, pero da igual. La escena en la que sale
un pequeño nazi, hijo de unos de los jerarcas, con una pistola en mano, jugando
a “cazar patos en una feria” es brutal.
En fin, una película que emociona,
a la que le sobra media hora, perfectamente (doy una de cal y otra de arena, como siempre), y
cuyo epílogo, los créditos finales, ponen los pelos de punta.
P.D. Ahora toca leerse el
cómic.
1 comentario:
Estuve a punto de verla en el cine de Don Benito, pero al final no lo hice. No sé por qué me olía todo eso que dices al principio de la falta de medios. Pero ahora me he animado jeje y la alquilaré. Ya te contaré.
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