Mis Redes Sociales

Mis Redes Sociales.
Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en TikTok  Sígueme en Twitter
Mostrando las entradas para la consulta Duelo bajo las estrellas ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Duelo bajo las estrellas ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

domingo, 31 de mayo de 2020

Duelo bajo las estrellas. Testimonio de un piloto alemán de Caza Nocturna. (1941-1945) (Editorial Hécate, 2019), Wilhelm Johnen



        Pocas veces vamos a tener la oportunidad de poder leer testimonios desde el punto de vista de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial (o por falta de ediciones, o por falta ya de testigos), en cuanto a los cazas nocturnos se refiere. “Duelo bajo las estrellas. Testimonio de un piloto alemán de Caza Nocturna. (1941-1945) de Wilhelm Johnen (1921-2002) (Editorial Hécate, 2019) es el único que conozco hasta la fecha. No dudo que haya más, pero mi conocimiento solo llega, de momento, hasta este libro.

        Tengo que decir que el libro me ha parecido una maravilla. Con una narrativa sencilla, y realizado en capítulos cortos, te consigue enganchar desde la primera página. Siendo interesante, como, cada vez que habla de un personaje, Johnen, si falleció, nos pone la nota “Necrológica”, y nos narra cómo cayó en combate o cómo falleció.

        También se nota cuando hay un editor, y un traductor, que se molestan en hacer las cosas bien. Informando al lector, a través de los pies de página, con comentarios sobre ciertas traducciones o datos relativos sobre a lo que se refiere el autor. Tiene un glosario inicial que se agradece, así como, al finalizar el libro: Un post-scriptum donde se narra uno de los hechos acontecidos y narrados por Johnen, pero desde el punto de vista de los pilotos Aliados, que lo tuvieron que sufrir. Así como la Hoja de Servicios del autor, y una Galería de Personalidades.

        Me han llamado la atención muchas cosas. Pero, destacaría cuatro concretas. Ya desde el prólogo, que se nos informe que este libro es censurado, manipulado y cortado a destajo en las ediciones inglesas, desde hace más de sesenta años, porque hay cosas que los lectores ingleses no quieren oír, o leer. La tradicional costumbre inglesa de no hablar de sus derrotas, que suelo encontrarme cuando no han oído hablar de Blas de Lezo o de la estrepitosa Contra-Armada (que fue la respuesta a la Felicísima Armada de Felipe II) que acabó con peores resultados que la española.

        Otra cuestión es que, al menos en dos ocasiones, habla de bolas incandescentes que rodeaban su Me-110, y que él llama “Fuegos de San Telmo”, que supongo que serían aquellos “Foo Fighters” referidos por pilotos Aliados.

        La tercera, y no menos interesante, es cuando aterriza en territorio suizo después de una misión. Y el mismísimo Himmler, envía a la Gestapo a interrogar y amedrentar a sus padres y familiares (a los de los tres miembros de la tripulación), pensando que había desertado, mientras que él hace todo lo posible por volver a Alemania a combatir. Llegaron a mandar a dos tipos a Suiza, uno para matarlo, y otro para destruir su avión, que tenía lo más nuevo en tecnología de radares.
Lancaster derribado en el lago Constanza por Johnen. Fue recuperado a mediados de los cincuenta.

        Y finalmente, el estudio final que hace el propio Johnen sobre las ciudades destruidas en Alemania, con datos de patrimonio destruido, con cifras de fallecidos, fruto de un estudio posterior que hizo el autor. En ningún momento habla de política, y solo dice que luchaba por Alemania. De hecho, en una ocasión se refiere a la Dictadura Nacionalsocialista, pero no habla con remordimientos de los Aliados, al contrario, intentaba que los tripulantes de los bombarderos saltaran, dañando lo imprescindible el aparato enemigo para que cayera, y visitando alguna vez a los caídos, como le pasó con un coronel ruso.

        Hay más cosas destacables en el libro, pero prefiero que lo leáis. Si sois fanáticos de la Segunda Guerra Mundial, como es mi caso, el libro no os va a defraudar, lo vais a disfrutar mucho. Lo recomiendo, sin duda.

martes, 29 de septiembre de 2020

Piloto de Stukas. Memorias del soldado más condecorado de Alemania (Acervo, 2015) Hans-Ulrich Rudel

 

        Después de haber leído, durante los últimos meses, el libro de Ernst Udet “Una vida en el aire”, la autobiografía de Peter Spoden “Enemigos en la noche” y las memorias de Wilhelm Johnen “Duelo bajo las estrellas”, le ha tocado el turno al cuarto libro que me leo, sobre un piloto de la Luftwaffe, Hans-Ulrich Rudel.

 

        Y, Ojo, no es que yo tenga predilección por pilotos alemanes. No se trata de eso, y no me malinterpretéis. Es que hay más Memorias escritas, y traducidas al castellano, de pilotos alemanes, que de pilotos Aliados, a los que también estoy deseando leer. Y aquí ya comentamos, en su día: "Piloto de Spitfire" de David Moore Crook.

 

        Las memorias de Hans-Ulrich Rudel (1916-1982), “Piloto de Stukas” (Editorial Acervo, 2015) publicadas en Alemania en 1966 (con cierto escándalo e interés en su día, a partes iguales) tienen el subtítulo pomposo de “Memorias del soldado más condecorado de Alemania”. No en vano, Rudel, fue el único combatiente del lado alemán en recibir la Cruz de Hierro con Hojas de Roble en Oro, Espadas y Diamantes, tras destruir más de quinientos tanques, el acorazado Marat, un crucero, casi mil vehículos y más de ciento cincuenta puestos de artillería, a bordo de un Ju-87, o bombardero en picado “Stuka”, del que fue un verdadero conocedor.

 

        En el libro, con prólogo del coronel de la Luftwaffe, Von Below (1907-1983), con narrativa atropellada, Rudel nos narra sus comienzos en 1936 en el ejército alemán, y las pocas opciones que tenía en un principio, donde nadie creía en él, como piloto de la nueva Luftwaffe que se estaba entrenando para lo que iba a venir. Pronto, se ve desplazado al Frente Oriental, y el lector percibe que se salta muchos detalles y actuaciones, centrándose muchas veces en pequeños detalles, y dando por hecho que el lector sabe de qué fase de la guerra estamos hablando. Un lector que no conozca la Segunda Guerra Mundial, y su desarrollo en el Frente Oriental, puede perderse con facilidad.

 

        Rudel tuvo como base de operaciones cerca de cuarenta aeródromos desde que entró en combate. Pues su presencia, como hábil eliminador de carros era requerida constantemente a lo largo de todo el Frente, atacando igualmente a columnas de soldados como barcos de guerra mientras en su libro ataca, y ve como una amenaza mundial, el bolchevismo de la URSS.

 

        Es un libro entretenido, con pocas fotos (escasamente cinco o seis) lleno de acción y curiosidades, con algunas lagunas (no nos habla de su mujer, aunque sí que se casó durante el conflicto o sus propias ideas más allá del conflicto, aparte de su anti-bolchevismo). Al terminarlo, me ha dado por buscar más información de Rudel, guiado por una frase que tiene en la contraportada del libro que reza: “Las páginas de este libro no deben interpretarse como glorificación de la guerra y tampoco tienen la intención de rehabilitar a cierto grupo de personas y sus sistemas”, firmada por el propio Rudel, para descubrir en la sufrida Wikipedia, en que el tipo en realidad nunca no solo se arrepintió de su pasado nazi, sino que siguió ayudando y frecuentando a antiguos camaradas, perteneciendo a un grupúsculo de extrema-derecha hasta el día de su muerte.

 

        Es muy curioso que, al igual que Otto Carius (del que me quiero leer otra biografía en los próximos meses), ignora los campos de concentración (dice que no ha oído hablar de ellos), que no condena, sino que se va por las ramas, acusando a soviéticos de lo mismo (refiriéndose a gulags o campos de prisioneros de la URSS), o remontándose a la Guerra de los Boers. O, antepone la defensa de Alemania al seguimiento de cualquier partido político (refiriéndose al nazi), aunque ve a los jerarcas nazis como grandes jefes, y mejores personas. Aun así, también es cierto que no he encontrado evidencias de antisemitismo en el libro.

 

        Lo dicho: Para interesados en la Segunda Guerra Mundial. Rudel no era un gran escritor, pero tiene partes que son bastantes didácticas, mientras que otras, las encontraréis absolutamente caóticas.

jueves, 20 de agosto de 2020

Enemigos en la noche. La historia de un piloto de caza nocturno de la Luftwaffe 1943-1945 (2016) Peter Spoden



       Hace unos pocos meses, le dediqué una entrada en el blog al libro “Duelo bajo las estrellas” de Wilhem Johnen, que disfruté muchísimo. En mi búsqueda de lecturas relacionadas con La Segunda Guerra Mundial, me he encontrado con las memorias de Peter Spoden, que cuando escribo estas líneas, aún vive a sus noventa y ocho años: “Enemigos en la noche. La historia de un piloto de caza nocturno de la Luftwaffe 1943-1945” (Editorial desconocida, 2016).

       Spoden fue un piloto de Caza Nocturno de la Luftwaffe, con 24 derribos confirmados. En el libro nos cuenta parte de su vida, y su ingreso en la Luftwaffe, así como parte de su entrenamiento, y algunos de los derribos que hizo. El libro contiene muchas reflexiones personales sobre la vida y la guerra, aborreciendo del nazismo, que, según él, los cegó con su entusiasmo, y más siendo tan jóvenes. Contiene, igualmente, extractos que cita de otros libros, y es bastante crítico con los bombardeos aliados, así como desconocedor de la suerte que pasaron los judíos en aquella etapa.

        El libro se nota que fue escrito ya siendo Spoden mayor, presumo que en los noventa. Es un libro muy sencillo y personal, aunque su edición deja mucho que desear, y no conozco la editorial que lo vende, ya que tiene menos papeles que una liebre (apenas un ISBN y un copyright del año 2016). Contiene una docena y media de fotos, de diversa calidad e interés. Y cuenta la anécdota de Johnen, y su aterrizaje forzoso en Suiza en tercera persona, ya que él estuvo en esa trifulca aérea contra un Lancaster, pero consiguió aterrizar en Alemania, lejos de las iras de Göring y Himmler, que llegaron en pensar en matar al pobre Johnen.

        Es un libro, que, a pesar de su edición, y de su sencillez (Spoden no es Udet ni Johnen escribiendo, ni contando historias), tiene su interés como testimonio. Se lee en poco más de una hora, no llega a las doscientas páginas, y se complementa con el cuadro de derribos producidos por Spoden. Si os interesa La Segunda Guerra Mundial, como a mí, es una buena lectura.