Llego a “Little Bites”, película de terror estadounidense de 2024, porque
por alguna parte leí que Cher era una de las Productoras Ejecutivas de la
película. Y, claro, te preguntas qué puede tener esta cinta para que Cher la
produzca.
Después te pones a buscar algo
mínimo que te confirme que merece la pena su visionado, y te encuentras que el
director, que también es el guionista y posiblemente haya hecho mil cosas más
en la película, desde barrer a poner focos, es Spider One, que ha hecho tres
películas de terror, y que es el hermano de Rob Zombie. Terror casero.
Y miras el reparto, y no ves a
mucha gente que destaque especialmente entre los actores, son casi todos de 2ª
División A, y que suelen hacer películas de terror… Si acaso, te llama la
atención la presencia de Chaz Bono, un tipo que además de actuar en la película
también es productor de la misma, y que ha hecho una docena de películas en
cincuenta años, vamos que se lo ha tomado con tranquilidad, y curiosamente,
comenzó en este mundillo en una serie, “The Sonny and Cher Comedy Hour” donde
coincidió con los grandes músicos de finales de los sesenta y setenta… Y con
Cher.
Y te dices: Habrá que verla,
tanta coincidencia puede llevarte a algo bueno, o quizás no, vete a saber. Y
encima tiene la presencia de dos actrices del horror ochentero: Barbara
Crampton (de la icónica “Re-Animator”, por la que nos pegábamos en el videoclub
por alquilarla hace 40 años), y Heather Langkamp, que salía en las películas de
“Pesadilla en Elm Street” plantando cara al mismísimo Freddy Krugger, entre
ellas, la famosa “Dream Warrior” (tercera parte de la entrega, donde la bso era
del grupo de Glam Heavy Dokken, y vencían al de las cuchillas y la cara
quemada), y que ha hecho, al menos, una docena de películas del género.
“Little Bites” no es de esas
películas de terror que te oculta a su criatura o monstruo durante todo el
metraje, es algo que llama la atención, a los tres minutos ya la hemos conocido
y tiene hambre, de ahí lo de las pequeñas mordidas. Y no lleva precisamente una
dieta mediterránea.
Si la película dura una hora y
cuarenta minutos, ¿Qué te espera el resto de metraje? Te cuento: Mindy, una
joven viuda, tiene en el sótano de casa a una criatura con aspecto de duende.
El duende se llama Agyar, es carnívoro, requetefeo y habla inglés con acento de
Jersey.
Mindy lo alimenta dejando que
le dé pequeños mordiscos aquí y allá (si, tal cual, lo sé). No sabemos de donde
ha salido ni porque no le mete dos tiros o llama a la policía o al Ejército de
Salvación, o se va directamente de la casa sin más.
Mantiene
alejada a su hija Alice de la casa, que es una cría que vive con su abuela,
pero la aparición de una representante de asuntos sociales por la casa (bueno,
aparición y desaparición en el sótano), hará que Mindy se traiga a la niña a
casa con el fin de que le ayude, teóricamente, a enfrentarse al monstruo…
En definitiva: Película de bajo presupuesto, realizada en cuatro semanas, y a la que le sobra media hora perfectamente de su metraje. Tiene un final completamente decepcionante, ridículo y requetemalo, que habría hecho e quemara el cine hasta los cimientos si la hubiera visto en el cine y me hubiese gastado 17 euros en entrada y cafés. No te explica nada, no rellena huecos, y alargarla lo único que hace es estropearla, igual que esta reseña, que yo creo que debería terminarla precisamente aquí.
De nota le voy a dar un 4,5, por las apariciones estelares, pero solo os la recomiendo si coleccionas visionados de películas de terror, en caso contrario, ahórratela perfectamente.
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