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miércoles, 3 de abril de 2024

Nada más que eso (Netflix, 2024)

 

      Estos primeros días de abril ha entrado con mucha fuerza una película polaca, “Nada más que eso” (Netflix, 2024), que se viene a sumar a las varios miles de películas románticas que la plataforma estrena al año en España.

      La película es un simpático entretenimiento, llenito de clichés que ya hemos visto mil quinientas veces, y que no te va a sorprender en nada, en una sucesión de escenas simpáticas, algunas hasta demasiado inocentes, que pueden llegar a causar vergüenza ajena, o por lo menos a mí me lo ha llegado a parecer en un par de ocasiones, pero que no va tiene más ambición que llegar a entretenerte dentro de un relato bonito, y muy bien decorado.

       La narrativa gira en torno a Oliwka, una joven que dejó años atrás el ámbito rural del que era originaria para triunfar como cocinera en la gran ciudad, en un restaurante de postín.


      Un día recibe una llamada que le informa de que su abuela ha fallecido, y allá va en taconazos, traje y Mini urbano, a su pueblo natal para asistir al entierro de su abuela, a la que hacía tiempo que no veía, para descubrir que todo es una treta tejida por su propia abuela, y amigos y vecinos de la misma, para atraer a Oliwka a sus orígenes, para hacerse cargo de la granja familiar, o lo que queda de ella, ya que gran parte de sus antiguas propiedades fueron vendidas, mal vendidas, a la familia de Kuwa, rivales antaño, a los que no les importaría hacerse con el resto del pastel.

      Esta pseudo-rivalidad con la familia de Kuwa, que es el galán de turno, dicho sea de paso, es lo único de drama, y lo de drama habría que ponerlo con cincuenta comillas a cada lado, que os vais a encontrar en esta cinta polaca de una hora y cuarenta minutos.


      Poco a poco, Oliwka va cambiando su manera de ser, y de percibir el pueblo y todo lo rural en general. De un rechazo inicial, evoluciona a una aceptación por aquel lugar amable lleno de personajes estereotipados, bastante teatrales y aparentemente felices, donde todo es paz y armonía con animales que también tienen cierto protagonismo en algunas partes de la trama, sobre todo en el aspecto humorístico…

        Y, ya de paso, se va despertando cierto interés amoroso por Kuwa, que tiene cierta crisis cuando se entera de los planes iniciales que tenía Kuwa y su familia respecto a la granja familiar de su abuela, que ahora Oliwka pretende llevar adelante con la elaboración de quesos tradicionales que en su día prohibieron vender a su abuela, y que ella no solo recupera, si no que mejora en calidad…


       En definitiva: Película, como os digo, simplona y llena de topicazos rurales, bucólicos, coloridos y felices, entre los que destacaría a un par de cuñados de los que avergonzarse, y que incluye una música que podría pasar a ratos hasta por irlandesa, con ciertos toques de humor, que lleva una semana estrenada en España y que ha llegado, cuando os hablo, a estar en el número tres como película más vista en la plataforma Netflix España. Sus personajes apenas están esbozados y desarrollados, pero para el fin que busca, tampoco nos hace falta mucho más. Esta es una de esas películas que tarde o temprano veremos en una sobremesa de Antena 3, y que han hecho unos colegas en tres semanas y media con unos pocos, muy pocos miles de euros, pero que da con la fórmula para triunfar como la Fanta. De su metraje de una hora y cuarenta y cinco minutos, podríamos cortar entre 15 o 20 minutos, y nos contaría exactamente lo mismo. Final Feliz y sin sorpresas. Si me pilla muy aburrido, como hoy, le caso el 5 de nota, pero cinematográficamente hablando, si me pusiera serio, del 4 no subía. La dejo a vuestra elección y ya me contaréis.

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