“Cazadores en tierra inhóspita” (Netflix, 2024) es
el spin off de una película surcoreana que no he visto, “Sobrevivientes después
del terremoto”, que, al parecer fue un exitazo en el sudeste asiático, pero que
yo no he encontrado estrenada en España, y que, incluso, por lo que he leído en
algunos foros y webs, la película se va a estrenar esta misma semana en España,
por lo que, si he entendido bien, el spin off que es esta película de la que os
quiero hablar, ha llegado antes que la película matriz, si se me permite el
término… Todo bastante confuso para un boomer como yo, así que, si alguno me lo
puede aclarar, se lo agradecería.
El caso es que me he metido en la plataforma
Netflix y me ha salido entre las películas más vistas del país, así de entrada,
y tras un breve visionado al tráiler, no he dudado en verla. De entrada, me
pareció una mezcla entre “Mad Max” a la coreana, con “The Walking Dead” y otras
películas y series del género zombi y “Sálvese quien pueda”, teniendo como uno
de los ganchos principales, para mí el más importante quizás, al icónico actor
de mi generación, Ma Dong-Seok, que hace películas como churros (creo que
supera las sesenta en los últimos 15-20 años), y que es uno de mis actores
favoritos en cuanto a Apocalipsis coreanos y acción se refiere.
En la narrativa: Un megaterremoto acaba con la
sociedad tal y como la conocemos, justo cuando el típico científico loco ha
inventado un suero para resucitar a los muertos y va a ser detenido. Este
megaterremoto acaba con la sociedad tal y como la conocemos, y encima produce
una sequía pertinaz que hace que el agua se convierta en un preciado bien. Ya
lo es sin llegar a los extremos de la película, así que cuidad del agua, que es
un tesoro.
Los supervivientes se organizan en libres y felices
comunas vecinales donde nuestros protagonistas, Choi Ji-Wan, un joven arquero
alocado enamorado de una chica locamente, que dibuja y vive con su abuela, y
Nam-San, un antiguo luchador con un pasado oscuro, forman un tándem de
cazadores de cocodrilos y mantienen el cotarro. Si el papel de Choi hubiera
sido más serio, podrían haber sido una versión coreana de Terence Hill y Bud
Spencer, pero entre ambos no he notado ninguna química.
Un día, llegan a la comuna unos simpáticos tipos
muy bien arreglados, que están invitando a familias a un idílico lugar desde
donde pretenden volver a recuperar la sociedad del pasado, a través de la gente
joven. Los niños son el futuro, dicen, sonrientes.
La chica a la que le gusta Choi, y cuyo nombre no
recuerdo, se va con su abuela. Nuestros protagonistas ven como asesinan a la
abuela y a otro anciano con la excusa de enseñarles un socavón en un lugar
apartado, y en la lucha contra sus asesinos, a la que se les une una exmilitar,
la sargento Li, descubren que son zombies a los que solo se les puede vencer
cortándoles la cabeza.
Pronto, organizan una partida de rescate de las
familias, retenidas en ese supuesto paraíso dirigido por nuestro querido
científico loco, el Dr. Yang Gi-Du, que a mí me ha recordado (no me preguntéis
por qué, a uno de los jefes del videojuego “Cadillacs and Dinosaurs), que está
experimentando con la gente joven en busca de esta nueva sociedad Frankstein,
protegido por un destacamento militar…
En definitiva: Película de una hora y cuarenta
minutos, con la que milagrosamente no me voy a meter con su metraje. Es una más
del género, pero tiene ciertos puntos de humor, por parte de Ma Dong-Seok, que
brilla como él solo, y de algunos de los malos de la subtrama, así como de
algún personaje secundario, que se mezcla muy bien con las escenas de acción.
No es para tirar cohetes, pero no deja de ser una película entretenida, que me
ha hecho pasar un buen rato. Le doy un 6 de nota, y ahora intentaré ver la
película de la que parte, aunque en Netflix no la he encontrado…
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